sábado, 6 de agosto de 2016

small.CA

1 . Para detener todos Win32/Small.CA , pulse CTRL + ALT + SUPR para abrir el Administrador de tareas de Windows.

2 . Haz clic en la pestaña "Procesos" , busque Win32/Small.CA , a continuación, haga clic en él y seleccione la tecla " Terminar

proceso" .

3 . Haga clic en botón "Inicio" y seleccione "Ejecutar ". Escriba "regedit " en el cuadro y haga clic en " Aceptar".

4 . Una vez que el Editor del Registro está abierta , la búsqueda de la clave del registro "HKEY_LOCAL_MACHINE \ Software \

Win32/Small.CA . " Haga clic en la clave del Registro y seleccione " Eliminar".

5 . Vaya al directorio% program_files % \ Win32/Small.CA \ y eliminar los archivos infectados de forma manual.

% Windows % \ system32 \ [ RND ] .
% AllUsersProfile % \ Application Data \ [ tmp ]
C: \ windows \ system32 \ services.exe \ ""
C: \ Windows \ winsxs \ Amd64_microsoft -windows- none_2b54b20ee6fa07b1 \ ""
HKCU \ SOFTWARE \ Microsoft \ Windows \ CurrentVersion \ RunRegedit
HKEY_CURRENT_USER \ Software \ Microsoft \ Windows \ CurrentVersion \ Policies \ System " DisableRegedit "
HKCU \ SOFTWARE \ Microsoft \ Windows \ CurrentVersion \ Internet Settings \ { Rnd } = deshabilitar

Resultados horribles Win32/Small.CA puede hacer
* El rendimiento del equipo lento y la velocidad
* Sistema se reinicia espontáneas
* Ventanas emergentes y alertas molestas durante el acceso a Internet
* Pantalla Azul de la Muerte errores
* Reorientar navegador web a sitios web maliciosos
* Internet del usuario Grabación de surf y las pulsaciones de teclado
* Cambie la configuración del sistema y el fondo de escritorio

Dado que algunos archivos pueden estar ocultos o cambiar , por lo que debe darse cuenta de que la extracción manual de

Win32/Small.CA es un procedimiento engorroso y no asegura la eliminación completa del malware. Además , la interferencia manual

de este tipo puede causar daños en el sistema . Por lo tanto le recomendamos que busque ayuda de 24/7 agentes de apoyo T que

pueden ahorrar tiempo y garantizar el resultado necesario.

Dibujo1

 

Dibujo2

¿como llegas a esos registros? pulsando signo + , sucesivamente hasta dar con esos registros

siguiendo ,por supuesto , la dirección en donde se encuentra

Dibujo3

Dibujo4

Dibujo5

Dibujo6

Dibujo7

Dibujo8

una vez que llegues a la carpeta de registro Run ,a la derecha miras el registro random.exe ,

con el botón dcho del ratón pulsa eliminar , pero antes fíjate en que dirección de carpeta está ,

en el windows vista quizás cambie , si te fijas arriba en el bloc de nota que he capturado hay dos registros,

uno está en windows y el otro está en windows NT , repite los pasos .

Una vez borrado los registros tienes que habilitar las carpetas ocultas,

disco local – herramientas-opciones de carpeta

Dibujo9

Pulsa pestaña ver y habilita : mostrar todos los archivos y carpetas ocultas ,aplicar y aceptar

Dibujo10

Dibujo11

mas abajo deshabilita : ocultar archivos del sistema operativo (recomendado)

aplicar y aceptar

 

Dibujo12

reinicias y en modo seguro busca

En disco local – windows – system32 , random.exe y lo eliminas

en todas la s carpetas que ponga random , utiliza la opción buscar y pones random , small.CA ,

todo lo relacionado o dentro de ellas (carpetas)

y eliminas todo.

Un saludo

Cargador solar plegable

cargador solar pleglable

Función

1º  micro interruptor 1 cerrado 

interruptor 1 cerrado

micro interruptor 2 , 3 abierto

usb  5,5 V ,en servicio  , al sol , sin usar baterías

2º micro interruptor 1 cerrado 

interruptor posición 2

micro interruptor 2 , 3 abierto

usb  12 V ,en servicio , al sol , sin usar baterías

3º  interruptor posición 0

micro interruptor 1 cerrado

micro interruptor 2 , 3 cerrado

al sol , carga baterías

4º micro interruptor 1 ,2 ,3 cerrado

interruptor posición 1  usb  5,5  V en servicio

usando baterías

5º micro interruptor 1 ,2 ,3 cerrado

interruptor posición 2  usb  12  V en servicio

usando baterías

2016-05-15 05.38.33

2016-05-15 05.38.42

2016-05-15 05.39.56

2016-05-15 05.40.25

está en funcionamiento , sólo queda , ponerlo un poco decente.

buscador mp3

MANUAL BUSCADOR MP3

1º Abres el fichero , buscador de carpetas de musica

seleccionas y copia

1

2º Abres el navegador explorer de windows y pegas en la casilla del buscador google

2

3º Selecciona el nombre del artista y cortas

3

4º Escribes el nombre del artista que quieres buscar por ejemplo Janis joplin , pulsa casilla Buscar en

Google

4

5

5º  Por ejemplo pulsa el 1º de la lista

6

7

6º Por ejemplo si quieres bajarte Summertime.mp3  , pon el ratón encima de la canción y con el botón dcho

pulsa guardar destino como..

9

7º Guárdalo en la carpeta que tu prepares pulsando la pestaña de aceptar

10

8º Si solamente quieres escucharlo lo abres y esperas a que se cargue , en tu caso se abrirá el windows media

11

Un saludo de

scaremuch

Solucion armonicos

Solucion armonicos 001

Solucion armonicos 002

Solucion armonicos 003

armonicos

Cityface1 Un saludo de scaremuch

Minielectrica

Minieléctrica ,con un transformador de microondas modificado ,
quitar el bobinado secundario y hacer una bobina con cable
desnudo aislado sección 4mm² (23A ,máximo 2 minutos cada vez ,
suficiente para tus propósitos) visto en el video, 1º, 11 vueltas
de izda a dcha , lo aislais con cinta de papel de los chinos
y encima 9 vueltas , en total 20 vueltas que dan aproximadamente
15 voltios , ¡ojo! sólo sirve para puntos ,apoyo para montaje en electrónica ,
muy efectivo para mi.
Relación bobinados, primario 220V ,bobinado de fábrica ,
creo que es de 1 mm² (9A) , por lo tanto hay que utilizarlo
con conocimiento y causa , aunque el secundario esté holgado 23A ,
si se utiliza 3 0 4 minutos seguido el primario se calentaria bastante ,
incluso pudiera quemarse , por lo tanto con uso y razón ,
no me hago responsable de su no adecuada utilización.
Observación: si comento en término sección del cable es por mi
condición de electricista y no me hago con las medidas estandars .
Un saludo de scaremuch

Electricidad calculos electricos

calculos electricos

calculos electricos 001

calculos electricos 002

Cityface1 Un saludo de scaremuch

Generador bedini con minimotor impresoras

Generador bedini con minimotor impresoras

bediniminimotor

 

Indicador de carga

indicadordecarga

 

Es un cargador sencillo , el led verde cuando se apaga , indica que la batería esta en plena carga , osea , cuando la batería está descargada el led verde está encendido plenamente , mientras va cargando va apagándose lentamente , es decir te va indicando el proceso.
Un saludo

Guardia Civil. 169 años al servicio de España

Antonio Mancera Cárdenas-2013

FUNDACION GUARDIA CIVIL_img_0

INDICE

Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Vivos gracias a la Guardia Civil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  5

¿Qué será, será…? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

¡Compañeros! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9

No existía y…. hubo que inventarla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

La “Cartilla” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

Nuestro Fundador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .21

Dilemas y consideraciones sobre la fecha de la fundación de la Guardia Civil .27

Decretos Fundacionales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

Uniforme y Armamento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35

Conocer la Guardia Civil es quererla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .38

Beneméritos, Héroes y Victimas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .41

Primeras anécdotas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44

Primeros servicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .46

Pasado, presente y futuro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48

.

EDITORIAL

BENEMERITA AL DIA, quiere rendir homenaje a nuestra Guardia Civil, hoy 13 de Mayo en su 169 aniversario.

El Decreto de 13 de Mayo de 1844, confirmaba la creación de un Cuerpo de Seguridad, para dar respuesta a la grave situación de España, LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA.

Desde ésta fecha hasta nuestros días la Guardia Civil, ha formado parte de la historia y del paisaje español. La tradicional ´´pareja´´ ha recorrido los pueblos y campos de nuestra Patria, representando el orden y la ley.

En este número especial de nuestro digital BENEMERITA AL DIA, fundado principalmente para dar a conocer a la opinión pública española, la abnegada y silenciosa labor de nuestras fuerzas de seguridad y Fuerzas Armadas, el socio del Círculo Ahumada y colaborador de este diario ANTONIO MANCERA CARDENAS (guardia civil retirado), nos ofrece con todo cariño y entusiasmo, una serie de datos históricos que nos muestran, el nacimiento del mejor Cuerpo Policial del mundo.

Nosotros lo hacemos público, como homenaje a todos los hombres y mujeres que componen esa gran familia que es nuestra GUARDIA CIVIL, y de una forma muy especial a los que dieron su vida a lo lardo de 169 años, cumpliendo con su deber, defendiendo en todo momento los derechos y libertades de todos los españoles. Por su labor humanitaria, se le hizo acreedora a la CRUZ DE BENEFICENCIA, por lo que la identificamos como ´´LA BENEMERITA´´

¡¡VIVA LA GUARDIA CIVIL¡¡

Antonio Mancera López

Presidente Circulo Ahumada

Amigos de la Guardia Civil

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Luis María Anson,

miembro de la Real Academia Española

VIVOS GRACIAS A LA GUARDIA CIVIL

Como muchos compañeros de profesión, yo puedo decir que estoy vivo gracias a la Guardia Civil. La protección recibida durante la etapa en que presidí la agencia Efe fue decisiva gracias a las medidas adoptadas para evitar los atentados Eta y a la vigilancia en torno a mi casa y el edificio en el que trabajaba. Aún así, los etarras volaron la oficina de Efe en San Sebastián. Recuerdo vivamente las caras de mis compañeros porque a las pocas horas del atentado estuve allí con ellos.

Durante los 15 años en que dirigí ABC, la Guardia Civil multiplicó su vigilancia para impedir un atentado. En un cartel que se pegó en las calles del País Vasco, figuraba mi rostro junto al del Rey, el de Felipe González y otras personas destacadas del mundo de la política y la economía. La Guardia Civil, bien secundada por la Policía, descubrió a tiempo el proyecto de los atentados en la sede del diario.

En La Razón nos salvamos de milagro. En el año 2004, Eta, que había enviado en tres ocasiones paquetes bomba que se detectaron y explosionaron en el patio del periódico, perpetró un atentado con una fuerte carga de explosivos. Escritores, académicos, intelectuales, políticos, sindicalistas, empresarios, deportistas, artistas, lectores anónimos y, sobre todo, compañeros de profesión, llamaron para expresar su solidaridad. “Estáis vivos de milagro” fue la frase más repetida. A todos contesté lo mismo: “Estamos vivos nosotros, tal vez otros destinatarios del atentado, gracias a la Guardia Civil”. Gracias a que unos agentes ejemplares habían sabido detener a los presuntos asesinos, interceptando la brutal carga explosiva que hubiera producido, quizá, centenares de víctimas. El objetivo, según los propios etarras y según lo difundido por los canales de televisión, era La Razón.

Subrayé entonces en el periódico la atrocidad del acuerdo de Carod-Rovira con Josu Ternera: “Asesinad en España pero no en Cataluña y, a cambio, podéis contar con mi apoyo institucional”. Estaba claro que Eta iba a intentar y continuaría intentado un gran atentado. Era su tarjeta de visita, rubricada por estas palabras: “A ver si aprendéis. Si os ponéis de rodillas como Carod-Rovira no habrá atentados. Pero para ello tenéis que ceder en todo”.

El siglo XIX español, en medio de tantos desastres, nos dejó una de las realidades que más han beneficiado al pueblo: la Guardia Civil. Dependiendo del Ejército y articulada en estructura militar,

la Institución ha demostrado, año tras año, una extraordinaria eficacia en la defensa de la seguridad ciudadana y en la persecución del delito. Barnizada ideológicamente por algunos como Cuerpo de derechas, la progresía de salón, la izquierdona del caviar y el domperignon, conspiraba para unirla a la Policía Nacional y disminuir su importancia y su prestigio. Con pretextos fútiles, un Gobierno anterior consumó la maniobra. No se trataba de conseguir mayor eficacia en la persecución del delito. No se trataba de ahorrar en el gasto. Se trataba de ofender a la Guardia Civil, de vengarse de ciertos pasajes históricos, de vejar a un Cuerpo de seguridad que ha mantenido durante siglo y medio un prestigio indiscutido. Por fortuna ese despropósito se ha subsanado, porque la Guardia Civil no es de derechas ni de izquierdas. El gran hallazgo de Ahumada en el siglo XIX ha servido a todos los Gobiernos, cualesquiera que fuera el color que los tiñera, porque ha estado siempre al servicio del pueblo español. No es casualidad, en fin, que en los desfiles del 12 de octubre, la Guardia Civil coseche, año tras año, los aplausos más encendidos. El pueblo español sabe que tiene en la Institución la mejor garantía de su seguridad y protección. La Guardia Civil es un ejemplo de honradez, de eficacia, de austeridad y de servicio al bien común. El “todo por la patria” no es un lema hueco. Es una realidad que se puede palpar cada día para satisfacción del pueblo español.

Luis María ANSON

de la Real Academia Española

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Francisco Hervás Maldonado

Coronel médico

¿Qué será, será…?

Francisco Hervás Maldonado

Llevamos más de 150 años de Guardia Civil, heredera que lo fue en su día de la antigua “Santa Hermandad”, vigilante de los caminos y represora del bandolerismo de antaño en sus orígenes, posteriormente protectora de los pueblos y ciudades, del mar, del medio ambiente, de la delincuencia organizada y – merced al impulso político, sobre todo – protectora de las autoridades. Y vigilante del terrorismo, al que combate eficazmente desde hace muchos años, pese a las trabas igualmente políticas y judiciales, no siempre muy bien justificadas. Pero…

Siempre hay un pero. Las cosas evolucionan, naturalmente, aunque dicha evolución ha de hacerse por las vías de la lógica y… ¿por qué no decirlo?, buscando la implementación de la excelencia en todas sus actividades.

Es bueno que los Guardias Civiles expresen sus necesidades y opiniones mediante agrupaciones, pero no tan bueno si es que esas agrupaciones se dejan fagocitar por grupos políticos disfrazados de sindicatos. No es bueno porque, entonces, se radicalizan las opiniones en uno u otro sentido. Y para eso están las urnas, no sus defensores. No es la cuestión el unificarse o no con la Policía Nacional. A lo mejor estaría bien en otras circunstancias. La cuestión es politizar un cuerpo policial y de defensa común de todos. Es como si un médico considerase sus ideas políticas a la hora de atender a un enfermo. Sería demencial y, sin duda alguna, ineficaz en su trabajo. Como si un juez juzgase bajo el tamiz de sus ideas políticas. Sería execrable.

La cuestión tampoco es la militarización o no de la Guardia Civil. Da igual tener estrellas que barras, siempre y cuando se mantengan la jerarquía, la obediencia razonable y la coordinación en su trabajo. Por ejemplo, una huelga es algo intolerable en un cuerpo de seguridad nacional, porque pone en riesgo serio a la población que protege. Lo que sí deberían reivindicar tanto la Guardia Civil como los restantes cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, son unos tribunales específicos, probablemente no militares, especializados en temas de seguridad, tanto laborales como doctrinales, una sala independiente de la Audiencia Nacional que les juzgue y entienda sus reclamaciones. No vale cualquiera para ser juez en estos casos, de ahí que la mayor parte de las sentencias creen más conflictos que soluciones, en relación con este tipo de personal. Dichos tribunales han de ser independientes del Ministerio de Defensa o del Interior, indudablemente, porque si no, la justicia solo ve una parte y es, por ende, de dudosa equidad.

Pero por encima de todo, hace falta un enorme sentido de Estado en nuestros Gobernantes. No podemos seguir derrochando de este modo en temas superfluos y abandonar lo fundamental. Sobran políticos (y muchos), sobran asesores de políticos (muchísimos más), sobran instituciones y hay que reducir– posiblemente a menos de la mitad – los componentes de las necesarias. Hay que replantearse seriamente la estructura y organización del Estado, sin miedo y con generosidad, pues

siempre pagamos los mismos: funcionarios, eventuales, interinos y, por desgracia, gentes muy necesitadas. No podemos ni debemos seguir así: sin las necesidades básicas cubiertas aceptablemente (seguridad, defensa, sanidad, educación básica, ayudas de tipo social, justicia, vivienda, alimentación, transportes, etc, etc), mientras que tenemos embajadas apócrifas en medio mundo, coches oficiales en ingentes cantidades, dietas injustificables y más vale callar, porque de aquí pasaríamos directamente al delito favorito de este país (el mangoneo). La situación es ya extrema: o reformamos esto ya o nos hundimos inevitablemente. Se ha terminado el tiempo de dudas.

Por eso, hablar de un tema tan accesorio, como unificar las policías es como dudar si las farolas se pintan de verde o de gris. Mientras no exista una mínima sensatez en nuestros gobernantes o mientras no se atrevan a tomar el toro por los cuernos, todo estará mal hecho, tanto si se unen como si se separan las policías, así es que mejor no meneallo.

¿Qué será, será… el futuro? Yo no lo sé. Las cosas pintan muy negras, pero los milagros existen, aunque este tendría que ser muy gordo. Tal vez la señora Merkel lleve razón: ceder soberanía (pero mucha) y así tratar de crear un nuevo estado llamado Europa. Porque lo que hay ahora es un consorcio de sociedades de responsabilidad limitada de muy bajo nivel. No hay cooperación eficaz ni mucho menos solidaridad. Nuestros jóvenes más capacitados – que eso ya lo ven, pues salta a la vista – se están largando a otros países mejor organizados. Mucha pena y mucho egoísmo es lo que nos queda aquí.

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FUNDACION GUARDIA CIVIL_img_10 Enrique Area Sacristán

FUNDACION GUARDIA CIVIL_img_11 Teniente Coronel de Infantería.

Doctor por la Universidad de Salamanca

¡COMPAÑEROS¡

Antonio Mancera López, Presidente de la Asociación “CIRCULO AHUMADA, AMIGOS DE LA GUARDIA CIVIL” me pidió que escribiera un artículo sobre la naturaleza militar del Instituto para realizar un especial en el periódico digital, el próximo día 13 de Mayo, con motivo de cumplirse los 169 años de la fundación de la Guardia Civil.

Fue una satisfacción que pensara en mí y, en principio, consideré desestimar tal honor por considerar que tal, debía corresponder a un miembro de tan distinguido y querido Cuerpo cuyo carácter militar y castrense parte de la esencia de la Guardia Civil. No puedo soslayar el carácter militar de éste Cuerpo sin hablar de la naturaleza moral castrense del mismo.

Con alguna frecuencia, leo en los periódicos noticias sobre la desmilitarización del Cuerpo de la Guardia Civil y su asimilación a otros Cuerpos Policiales no militares. Pues bien, como decía el General Ezquerro Solana, “la virtud del compañerismo que existe en los Ejércitos posee un cimiento espiritual, marcado de modo indeleble en una emotiva ceremonia, celebrado al inicio de nuestro servicio a la Patria…, el Juramento ante la Bandera de España, que incluso nos obliga a los que lo hemos prestado a ofrecer nuestras vidas en defensa de las de nuestros compañeros y conciudadanos. Y continúa diciendo que, “a partir de ese momento, los lazos de unión entre los que abrazamos la Carrera de las Armas pasan a tener un fuerte componente espiritual…, sin ser exclusiva la posesión de esta virtud que también se da en otros colectivos ciudadanos. Por eso, sois compañeros nuestros y dependéis del Ministerio de Defensa con naturaleza militar.

La carrera de las Armas, que elegís los miembros del Benemérito Cuerpo, se fundamenta en los sentimientos de honor y deber. Un militar es una persona digna de la confianza de sus compatriotas, es decir revestido de condiciones especiales que lo comprometen con la defensa y seguridad nacionales. Las virtudes militares son hábitos morales para obrar bien y, estas virtudes, también son bagaje del Cuerpo. Por eso, sois compañeros nuestros y dependéis del Ministerio de Defensa con naturaleza militar.

Los valores de “patriotismo, obediencia, subordinación, disciplina, respeto, honor, lealtad, honradez, carácter, veracidad, valor y sacrificio, abnegación, entereza, espíritu de Cuerpo, espíritu militar, compañerismo y responsabilidad, son valores intrínsecos como participes miembros de las Fuerzas Armadas aunque vuestras funciones en tiempos de paz estén limitadas a otras. Por eso, sois compañeros nuestros y dependéis del Ministerio de Defensa con naturaleza militar.

Liderazgo, respeto, lealtad y humildad son cualidades a las que aspiran todos los miembros del Cuerpo al igual que en las demás Cuerpos y Armas de las Fuerzas Armadas.

Disfrutáis de vuestro trabajo y os obligáis entre compañeros, superiores y subordinados, a que no parezca un suplicio cumplir con el servicio todos los días, huyendo del conformismo y del “aquí siempre se ha hecho así.” Por eso, sois compañeros nuestros y dependéis del Ministerio de Defensa con naturaleza militar.

Vuestra vida no tiene nada de rutinaria, a la que dedicáis todo el tiempo y os volcáis en ella, lo que os ayuda a disfrutarla. Por eso, sois compañeros nuestros y dependéis del Ministerio de Defensa con naturaleza militar.

El honor del Cuerpo, al igual que en el resto de las Fuerzas Armadas, es una fuerza tan grande que cada miembro es capaz de superar cualquier sacrificio en beneficio de España, Patria común e indivisible de todos los españoles de bien.

No hagamos caso, como dijo el General Medina a los alumnos de la Academia de Infantería, en la inauguración del curso académico 2012/2013, de cantos de sirena que tratan de aprovechar cualquier modificación para sacar rendimiento interesado promoviendo la separación de oficiales y suboficiales, de éstos con la tropa, etc., siempre en perjuicio del compañerismo, la lealtad y todas las demás virtudes castrenses que han constituido el corazón y el sentir general del Benemérito Instituto de la Guardia Civil.

Como se ha querido demostrar en las líneas anteriores, el carácter militar forma parte de la esencia de la Guardia Civil, y éste no hace sino acrecentar y ampliar la eficacia de la misma como policía integral al servicio de los ciudadanos, una policía moderna y actual sin alejarse de su naturaleza castrense implícita desde su creación, sin olvidar unos valores que la han distinguido a lo largo de su historia.

Para finalizar, el resto de las Fuerzas Armadas, de las que formáis parte, y como un todo, grita con vosotros en el día de la fundación de vuestro Benemérito Cuerpo

¡¡¡VIVA ESPAÑA¡¡¡ ¡¡¡VIVA EL REY¡¡¡ ¡¡¡VIVA LA GUARDIA CIVIL¡¡¡

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Enrique Area Sacristán

Teniente Coronel de Infantería.

Doctor por la Universidad de Salamanca

NO EXISTIA Y..... HUBO QUE INVENTARLA

Antonio Mancera Cárdenas.

Guardia Civil Retirado (accidente acto de servicio)

Nos encontramos a mediados del siglo XIX, en una España convulsa, terminada la Guerra de la Independencia, la nación quedó plagada de malhechores, de soldados desertores que no deseaban volver a las faenas de la paz, de guerrilleros astutos acostumbrados ya a una vida aventurera sin la que no podrían vivir y de criminales que cuando llegó el invasor fueron puestos en libertad y que lucharon en principio contra este con gran valor pero que una vez acabada la contienda no supieron o no quisieron volver a la vida honrada y tranquila del labrador, a estos grupos de malhechores aparecidos tras la derrota del francés, se unen ahora desertores y vencidos tras la primera Guerra Carlista, entre los seguidores de Carlos Luis de Borbón y la Princesa de Asturias Isabel II, hermano e hija respectivamente de Fernando VII, tras la muerte del monarca. Todos ellos van a formar las famosas “partidas” de bandoleros.

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Isabel II, Reina de España entre 1833 y 1868

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A esto hay que sumar la inestabilidad política por la oposición entre liberales y absolutistas, la falta de continuidad ministerial, la rapidez con que se cambian los gobiernos y sus equipos impide igualmente toda continuidad en la gestión de cualquier problema.

Hemos de subrayar igualmente, que la milicia española de principios del siglo XIX ya no tiene proyección exterior, el Ejercito ya no interviene fuera del país, permanece en la Península inactivo o sin entusiasmo por las empresas que le son encomendadas y que acomete, los medios debido a las guerras no son idóneos ni numerosos, la oficialidad se ha convertido en un terreno bien abonado para simpatizar con las distintas ideologías políticas en lucha, es utilizada como instrumento de los políticos haciéndose permeable a ideas y tendencias que hacen que la finalidad ultima de estos sean las pequeñas metas particulares, lo que hace que la cohesión entre los miembros del ejército se vea afectada, todo esto conlleva a que no se vea con buenos ojos, a que la clase política en el poder en cada momento no se fie de la utilización del ejercito para prevenir y controlar la inseguridad existente.

Debido a todas estas razones existe un mundo de bandolerismo y pillaje, de una inseguridad social y ciudadana palpable, especialmente dolorosa y presente en regiones como Andalucía y Levante, quizás las más conocidas, pero también en Cataluña y ambas Castillas, que además se va ampliando por la repercusión de las luchas políticas en la conciencia del pueblo, aunque surgen en un principio por una motivación social, ahora estas “partidas” de bandoleros se nutren además de campesinos echados de sus tierras tras la desamortización, desheredados de la fortuna, prófugos de la

justicia, desertores del Ejército, fugados de cárceles, y por todos aquellos individuos que permanecen por un motivo u otro fuera de la Ley, problema este que sigue persistiendo en el tiempo por la falta de un poder verdaderamente enérgico que acabe con los desmanes de estos grupos.

El primer Gobierno tras las regencias, es el de Luis González Bravo , cuyo ministro de la Gobernación era el marqués de Peñaflorida, no era insensible a este cuadro y por lo tanto veía la necesidad de estabilizar de una manera definitiva, la gran inseguridad, la gran crisis de orden público, que reinaban en el país, por lo tanto dispuso en el año 1844 que se creara una fuerza armada de doble dependencia, al estilo de la gendarmería europea. En este sentido puede ser considerada sucesora de la antigua Santa Hermandad , disuelta poco antes, y que cumplió con funciones similares de 1476 a 1835 .

Mediante el Real Decreto de 28 de marzo de 1844, se da el visto bueno para la creación de una fuerza especial para el mantenimiento de la seguridad y el orden publico, en el preámbulo explicativo se narra la necesidad de esta nueva creación:

“Que no se considera preciso descender al examen de las obvias razones en que se funda el establecimiento de una fuerza especial de protección y seguridad pública” ya que “el orden social reclama este auxilio, el Gobierno ha menester una fuerza siempre disponible para proteger las personas y propiedades, y en España, donde la necesidad es mayor por efecto de sus guerras y disturbios civiles, no tiene la sociedad o el Gobierno mas apoyo ni escudo que la milicia o el Ejercito, inadecuados para llenar este objeto cumplidamente o sin perjuicios”

Esta claro que no se fía el Gobierno de un Ejército sumamente politizado, y totalmente desmotivado, y por supuesto mucho menos de la Milicia Nacional, una institución típicamente progresista y desmantelada cada vez que sube al poder un Gobierno moderado.

En ese mismo decreto para evitar susceptibilidades y tratar de delimitar la esencia de la nueva fuerza de seguridad que se quería crear y su situación con y en el Ejército de dice textualmente:

“Al determinar la organización del nuevo Cuerpo se ha tenido presente la índole peculiar de este instituto, el cual no se aviene con la división propia de los cuerpos de ejército, porque su principal ventaja estriba en la diseminación de la fuerza en muchas y cortas fracciones; de donde ha resultado el establecimiento de tercios, escuadrones o compañías, mitades y escuadras, cuya forma es la que se acomoda más a la naturaleza y al servicio habitual de la protección y seguridad. Ni correspondería tampoco esta institución a la esperanza que justamente prometen sus buenos efectos en otras naciones, si al propio tiempo no se previera el mayor esmero en la elección de los individuos que deben mandar y constituir el Cuerpo; en consideración a lo cual se realiza la importancia de los mandos creando jefes y oficiales de categoría superior respecto a los de igual clase en el ejercito, y se limita la admisión, fuera de casos muy raros, a los licenciados con buena nota y de justificada conducta aún después de haber dejado el servicio de las armas. Esa misma consideración explica las promesas de sueldos y haberes algo más elevados que los ordinarios”.

Como vemos en este decreto, la honradez de los futuros miembros de la nueva fuerza, de los futuros guardias civiles, es uno de los requisitos en los que ya se piensa desde el principio, es en este decreto de 28 de marzo de 1844, donde se da el pistoletazo de salida para la creación de la futura Guardia Civil, aunque para el nacimiento oficial quedan aún unos meses.

Tras cinco meses de permanencia en el poder, González Bravo es sustituido por Narváez, el nuevo Gobierno sigue decidido a organizar el nuevo Cuerpo para salvaguardar la seguridad y el orden público, y para llevarlo a cabo es necesario encontrar al hombre adecuado y el más adecuado no era otro que don Francisco Javier Girón y Ezpeleta de las Casas y Enrile, II Duque de Ahumada, vinculado a Narváez, amigo de este y uno de los militares mas sobresalientes en ese momento, no en vano era Inspector General del Ejercito.

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Para eso el Gobierno dicta una Orden de fecha 15 de abril de 1844, la que podríamos llamar el embrión de la nueva fuerza, en la que textualmente se le comunica al que sería a la postre el fundador de nuestra Guardia Civil lo siguiente:

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Ramón María Narváez y Campos, Presidente del Consejo de Ministros de España entre 1844 y 1868

“S.M. se ha dignado comisionar a V.E. como Director de la organización de la Guardia Civil, y señalar para proceder a ello los puntos de Vicálvaro y Leganés. A fin de que V.E. pueda sin pérdida de tiempo dar principio al importante cometido que la digna acción de S.M. le confía, y evitarle en lo posible consultas que naturalmente le ocurrirían para su mejor desempeño, debo decirle que V.E. queda facultado para proponer las medidas que conduzcan a la más útil organización de esta Fuerza, en vista de los elementos que para ella puedan emplearse, teniendo en consideración que del acierto de su primera planta depende su porvenir y el que produzca el feliz resultado a que se le destina. Muy recomendable e importante es la brevedad, pero más aún lo es la perfección”.

No es Ahumada una persona que deje nada al azar, sabe que efectivamente, una buena organización es primordial para el futuro del Cuerpo, sabe igualmente que es necesario para las misiones que le van a ser encomendadas a los hombres que deberán conformar la nueva fuerza de salvaguardia, que estos sean soldados “limpios y jóvenes”, palabras textuales del Duque de Ahumada, y lograr ese hombre va a ser su objetivo.

Una vez recibida la orden para que se haga cargo de la creación del Cuerpo de Guardias Civiles, y conocedor del Decreto de 28 de marzo, Ahumada remite el 20 de abril a los Ministerios de Estado y de la Guerra un escrito en el que hace unas observaciones sobre la tarea que le ha sido encomendada, y redacta en ella unas condiciones imprescindibles, para poder hacerse cargo de la organización del Cuerpo, quiere hacer desde un principio las cosas bien y a su manera, sabe que el único medio de dotar a la Guardia Civil de un mismo espíritu y que este no se pierda con el tiempo y la dispersión, es una puesta a punto progresiva y centralizada, este escrito bajo el nombre de “Bases necesarias para que un general pueda encargarse de la formación de la Guardia Civil”, dice lo que sigue:

“1º, Que esté conforme con la organización que debe darse al Cuerpo, encontrando a la actual la gravísima falta de estar mezquinamente dotados los guardias civiles, a los que se iguala en condiciones a los “peseteros”.

2º, Que este general ha de tener intervención en el vestuario que ha de dar, así como en los caballos y monturas.

3º. Que la propuesta de todos los jefes y oficiales ha de ser suya.

4º, Que hasta que cada Tercio sea entregado definitivamente organizado, el general encargado de la organización ha de poder proponer al Ministerio de la Guerra, o decidir por sí, la separación o vuelta a la situación de la que salieron, de todos los jefes, oficiales, sargentos, cabos o guardias que fueren llamados para tener entrada, y por una u otra causa no convenga su permanencia.

5º, Que la organización ha de ser progresiva, formando primero un Tercio; concluido éste, otro, y según por el Ministerio de Guerra se prevenga.

6º, Que cuanto haya hecho el Ministerio de la Gobernación sobre el particular, pase al general encargado de la organización, quedando todo enteramente radicado en el Ministerio de la Guerra hasta la total conclusión de la organización.

7º, Los que tengan entrada en el Cuerpo han de presentarse personalmente al general en esta Corte, para marchar desde ella a Leganés los de Infantería, y a Vicálvaro o Alcalá los de Caballería, en cuyos depósitos se han de organizar todos los Tercios, para desde allí marchar a las provincias a que cada uno sea destinado.”

Ya está en marcha el proyecto, ya se ha designado a la persona que debe llevarlo a buen término y ésta ha dado no sólo su aprobación sino que ha puesto sus bases para hacerlo, Narváez forma su Gobierno el 2 de mayo junto a Vistahermosa y tenidas en cuenta todas con las indicaciones del Duque de Ahumada, expone Isabel II la necesidad de reformar el pasado decreto del 28 de marzo, y tanto las Bases como las indicaciones que ha dado Ahumada aparecen ya formuladas en el Decreto de 13 de mayo de 1844, es este momento, es este decreto el del verdadero nacimiento de la Guardia Civil.

Ahumada no es propicio a la improvisación, y para empezar con su nueva tarea revisa incansablemente las hojas de servicio de todos los aspirantes, prescinde de sus antecedentes políticos, ya que únicamente busca hombres de acrecentado honor y demostrado valor, pero también de conciencia limpia, con paciencia busca jefes y oficiales, que se mantengan fuera del juego político y de las conspiraciones políticas de turno, y es extremadamente exigente en cuanto al personal que deberá ingresar en el Cuerpo, deberá tener un temple especial para poder afrontar las tareas que el futuro y el servicio le deparará, y para ello dicta un fuerte criterio de selección, los requisitos para ser admitido son:

1º, Ser licenciado en el Ejército, con buena hoja de servicios, y de buena conducta después de haber obtenido la licencia. En igualdad de circunstancias, serán preferidos los de la clase de Sargentos, a la de Cabos, y los de esta a la de soldados. Únicamente en casos muy especiales podrá eximirse del requisito de licenciado.

2º, No tener menos de veinticinco, ni más de cuarenta y cinco años de edad.

3º, Tener a lo menos cinco pies y tres pulgadas de estatura.

4º, Gozar de perfecta salud y ser de complexión robusta.

Con estos requisitos se aseguraba, que el Guardia Civil, fuese de conducta intachable, un veterano, un profesional, un conocedor en el manejo de las armas y la instrucción, un hombre que ya sabe lo que es la vida militar y lo que conlleva y que además está adaptado a ella, la talla que se le exige es además mayor que la que se exigía en el Ejército, pero es que además debe saber leer y escribir. Todo ello imprimirá carácter al Guardia Civil y le dotará de autoridad y respeto.

Después de promulgarse el decreto de 13 de mayo de 1844, ahora sí, se va dando forma poco a poco a lo que será la Guardia Civil, se utilizarán dos emplazamientos para lo que sería la formación

de los primeros guardias civiles, uno situado en Leganés para Infantería y otro en Vicálvaro para Caballería, se nombran los Coroneles directores de esos centros, los designados son, don Carlos Pulgort y don León Palacios respectivamente, y la Dirección General se instala en Madrid, en la calle de Torija numero catorce.

Para el Duque de Ahumada, es importante como hemos dicho la disciplina, hasta el extremo de que esa inflexible disciplina, ese espíritu de servicio, tanto suyo como de sus hombres, hace en los diez primeros años de existencia del Cuerpo bajo su mando, se sucedan dieciséis equipos de Gobierno diferentes, pero también es importante el carácter, el servicio, las cualidades humanas, el conocimiento de sus guardias civiles y para ir modelando todo esto, va dictando una serie de circulares de obligado cumplimiento, así es como va modelando el espíritu de la Guardia Civil, quizás la más importante de estas ordenes y normas, de estas circulares internas, dictada de su puño y letra, que será en definitiva el embrión de la futura “Cartilla del Guardia Civil”, el verdadero Credo que todo guardia civil deberá seguir es la siguiente:

“ Las cualidades morales del guardia civil deben ser una de las principales atenciones de la oficialidad. La principal fuerza del Cuerpo ha de consistir en la buena conducta de los individuos que lo componen. Los principios generales que deben guiarle son la disciplina y la severa ejecución de las leyes. Deben atemperar el rigor de sus funciones con la buena crianza, siempre conciliable con ella; de este modo se granjearán la estimación y la consideración pública. El guardia civil no debe ser temido sino de los enemigos del orden. El guardia civil sin moralidad no puede granjearse la estimación pública; debe dar ejemplo del orden, pues está encargado de mantenerlo. Los guardias civiles deben ser prudentes sin debilidad, firmes sin violencia y políticos sin bajeza. Las vejaciones, los malos modos y la grosera altanería deben ser reprobados como poco a propósito para granjearse el aprecio del público. Los enemigos del orden de cualquier especie temerán más a un guardia civil, sereno en el peligro, fiel a su deber, siempre dueño de sí mismo, llenando sus funciones con dignidad, prudencia y firmeza, que al que con amenazas y malas palabras no logra más que malquistarse con todos. Los guardias civiles deben procurar, aún cuando no estén de servicio, nunca reunirse con malas compañías, no entregarse a diversiones impropias a la gravedad y mesura del Cuerpo, procurando siempre alternar y fomentar la mayor cordialidad entre compañeros. No basta a los guardias civiles presentarse aseados un día de revista o cuando entren de servicio, deben estarlo constantemente para su buen porte y constante aseo; esto contribuirá en gran manera, a granjearse la consideración pública, cuyas circunstancias nunca deben perder de vista. Además del cuidado de todo el que ejerza mando acerca de la instrucción de su tropa, procurará también que se adiestre en la relación de partes verbales y por escrito, así como en la formación de atestados. Una de las primeras circunstancias que deben concurrir en la Guardia Civil es que cada uno tenga un exactísimo conocimiento del país que está encargado de vigilar, de modo que el jefe de cada puesto no debe ignorar caminos, sendas, bosques, barrancos y demás accidentes de la topografía de su demarcación. Otra es el conocimiento que debe adquirir de aquellos hombres que por sus malos antecedentes, o desconocido modo de vivir, conviene que estén vigilados. Se inculcarán estos principios a todos; para lograrlo, no se omitirá medio alguno, y en las revistas los jefes y oficiales harán especial observación sobre las cualidades de sus subordinados, y si resultase que alguno no tiene todas las necesarias para el servicio del Cuerpo, me propondrá su separación, fundada en las que le falten.

Dios guarde a V.S. muchos años - Madrid, 16 de enero de 1845, - El Duque de Ahumada”

Y es importante la citada orden porque poco después, ese mismo año, más concretamente el 20 de diciembre de 1845, es aprobada por S.M. la Reina Isabel II en Real Orden, la Cartilla del Guardia Civil, redactada por la Inspección General del Arma, como hemos dicho el verdadero Credo de todo guardia civil, que incluirá parte de las normas redactadas en la anterior orden y que comienza con unas palabras conocidas por todo el mundo, no solo por los miembros de la Guardia Civil:

“El Honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil; debe, por consiguiente, conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás”.

Ahora si, ya esta presente la Guardia Civil, por fin una mañana de septiembre, concretamente el día 1 de septiembre de 1844, en las proximidades de la glorieta de Atocha ( Madrid ), forman 1.500 hombres de Infantería y 370 de Caballería, los que había, los primeros, pasando revista el propio Narváez, escoltado por el Duque de Ahumada, ante la atenta mirada de numerosos testigos, ante el pueblo de Madrid, ante todo el Gobierno, allí estaban el presidente del Gabinete y también el ministro de la Guerra. Ese mismo día, don Francisco Javier Girón y Ezpeleta de las Casas y Enrile dejaba de ser director de la Organización de la Guardia Civil y era nombrado Inspector General del Cuerpo de la Guardia Civil. Es por lo tanto el primer Director del Cuerpo, comentan los cronistas del momento que todos quedaron sumamente interesados en la realidad del nuevo Cuerpo. Aunque la entrada definitiva de la Guardia Civil en la Historia de España, su verdadero bautizo para toda España, fue la parada militar conmemorativa de los catorce años de Isabel II, el 10 de octubre del año fundacional de 1844, donde cinco compañías de Infantería y dos escuadrones de Caballería de la nueva Guardia Civil, cubrieron la carrera integrados en el total de la guarnición de Madrid entre el Palacio de Oriente y las Cortes.

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Hasta aquí su creación, a partir de aquí el devenir de la historia de la propia Guardia Civil, plagada de hechos gloriosos, beneméritos, de ayudas desinteresadas, de servir a España, de servicios intempestivos, de kilómetros de correrías, a pie, a caballo, en cualquier vehículo, de dar en algunos

casos hasta la ultima gota de su sangre, hasta el ultimo aliento de vida por los demás, por la seguridad, por la libertad, la historia de la Guardia Civil es la historia de España, aún hoy se sigue conservando el verdadero espíritu de Ahumada, a pesar de los tiempos y los cambios, a pesar de guerras y Gobiernos, siempre y ahora mas que nunca, fiel al articulo 1º de su Cartilla, “El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil,…..”, que además convierten en su lema, en su forma de vida y así aparece en las entradas de los propios cuarteles, para recordar y que recuerden los que estos habitan o visitan.

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La “CARTILLA”

Antonio Mancera Cárdenas

Guardia Civil Retirado (accidente acto de servicio)

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Ya esta en marcha, tras promulgarse el Decreto de 13 de mayo de 1844, tras pasar los primeros elegidos por Leganés los de Infantería y por Vicálvaro los de Caballería, tras la primera revista el día 1 de septiembre de 1844, en las proximidades de la glorieta de Atocha ( Madrid ), donde forman 1.500 hombres de Infantería y 370 de Caballería, y tras el que puede ser considerado su primer servicio la parada militar conmemorativa de los catorce años de Isabel II, el 10 de octubre de 1844, donde la nueva Guardia Civil, dieron cobertura de seguridad a este acontecimiento, la Guardia Civil ha entrado en la Historia de España.

Ya está aquí, y comienza a trabajar, los principios son duros, su misión ya es conocida, «la conservación del orden público, la protección de las personas y las propiedades (…) y el auxilio que reclame la ejecución de las leyes», y para ello los nuevos garantes de esta seguridad, los nuevos guardias civiles tenían que ser hombres especiales, hombres íntegros en todos los aspectos. No es Ahumada hombre al que gusten las improvisaciones, y así durante el primer año de vida de la Guardia Civil, desde aquella primera circular de Ahumada de 16 de enero de 1.845, donde ya se insistía en el precepto de granjearse la consideración y el afecto de sus semejantes, y durante todo el año fundacional, de su propio puño van saliendo órdenes, circulares, normas y recomendaciones que deberán observar todos y cada uno de los guardias civiles, sea cual sea su cargo o su empleo, así poco a poco va formando el carácter del Guardia Civil, así poco a poco va impregnando al recién creado Cuerpo de unos valores, de una filosofía que seguirán observando todos los integrantes de la Guardia Civil a lo largo de su historia.

Pero si es importante el carácter, los valores o la filosofía que deberán observar los guardias civiles, durante toda su vida, y que poco a poco el Duque de Ahumada va imprimiendo en sus hombres, lo es también poder dotar al Cuerpo de unos reglamentos específicos, distintos a los del resto de Cuerpos del Ejército, dado lo especial de su existencia, su doble dependencia, su carácter militar y su servicio peculiar.

Necesitan por tanto los guardias civiles unas directrices distintas al resto del Ejercito, unas normas para su “servicio peculiar” y así el 9 de octubre de 1844 se aprobaba el “Reglamento para el Servicio de la Guardia Civil”, donde se establecerán las obligaciones y facultades de la Guardia Civil, su dependencia orgánica, vinculada en lo referido a su servicio específico al Ministerio de la Gobernación, y donde se determinará entre otras cosas el objeto primordial de la Institución: «la conservación del orden público, la protección de las personas y las propiedades (…) y el auxilio que reclame la ejecución de las leyes», posteriormente el 15 de octubre se aprobará el Reglamento Militar de la Guardia Civil, este será elaborado por el Ministerio de la Guerra pero bajo la directriz del propio Duque de Ahumada y es por tanto más conforme con su doctrina y carácter. En el se determinará la organización del Cuerpo con arreglo a criterios castrenses, los ascensos, dependencia, obligaciones, disciplina y estatuto del personal del Cuerpo.

No está contento Ahumada sólo con los reglamentos citados, y para culminar el proceso necesita dotar al guardia civil de una filosofía de servicio, que integrara estos dos reglamentos y que además distinguiera a la Guardia Civil de otros cuerpos policiales. No solo quiere Ahumada que sus guardias civiles sean expertos en los distintos casos y vicisitudes del servicio, quiere también formarlos humana y moralmente, quiere dotarlos de una gran dignidad, de una fuerte fuerza moral, y que estos sean conscientes del importante papel que se les ha asignado, quiere imponer con sus circulares, con sus consejos, una autoridad paternalista en la Guardia Civil, que hará que los guardias civiles confíen plenamente en sus mandos, pero además para que todo esto surta efecto, se necesita dotar al guardia civil de una fuerte disciplina, no se permite ningún desliz, ningún fallo, ningún error que tenga su origen en la negligencia o en la dejadez.

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Surge así el 20 de diciembre de 1845, de la propia mano del Duque de Ahumada, un documento que constituirá a lo largo del tiempo, el auténtico código moral del Cuerpo, el auténtico “Credo” del Guardia Civil, es un resumen de todas las circulares que se habían ido enviando a las distintas unidades para su obligado cumplimiento, es la « Cartilla del Guardia Civil », un compendio de la vida del guardia, que reúne no solo los reglamentos anteriores, también se incluyen todos los aspectos de la existencia que deberá llevar cualquier individuo perteneciente al Cuerpo, y así se incorporan también formularios, notificaciones, casuística del servicio, estilo de vida; se dan normas de cortesía, de urbanidad, de educación, a la vez que se establecen la forma de realizar los servicios, es algo que todo guardia deberá llevar siempre consigo, que deberá conocer al pie de la letra y que, con alguna pequeña modificación, compone el actual Reglamento para el Servicio de la Guardia Civil.

La “Cartilla”, no puede confundirse ni compararse con ningún libro de su clase, y no puede hacerse por aquellos a los que va dirigida y por lo que en ella se plasma, alguien decía “…los guardias no solamente saben de memoria los artículos, sino que los graban en el corazón, sobre la puerta de su dormitorio y aún en la pared donde se albergan”, pero lo mejor, el mayor mérito es que aún hoy se sigue al pie de la letra estas directrices, en cada actuación, en cada momento del servicio, en el trato diario con la gente.

En sus artículos, se establece la verdadera doctrina, la verdadera esencia del Cuerpo; un código de honor, un código deontológico, se definen unos principios, una serie de valores que el guardia civil asume, hace propios y pone en práctica, se habla en ella del Sacrificio, como un acto de abnegación inspirado en el sentido del deber, con el que se subordina la vida o el bienestar propios en beneficio de los demás, de la Lealtad como el cumplimiento estricto de lo que exige la fidelidad y el honor, de la Austeridad entendida como la moderación de los sentidos y pasiones ante metas más elevadas como el cumplimiento del deber, de la Disciplina cuyo significado implica la observancia de unos principios de obediencia que sólo conoce el límite moral del honor y el material de la Ley, de la Abnegación, como sacrificio que alguien hace generalmente por altruismo, y de Espíritu benemérito, el guardia civil es el benefactor, que hace el bien a los demás, considerando las necesidades del prójimo por encima de las de uno mismo, no fue fácil poder condensar en un texto

reducido y de la forma más breve posible una serie de máximas que pudieran perdurar en el tiempo, unas normas que pretenden dotar a todos los integrantes del Instituto de un alto concepto moral, del sentido de la honradez, de la seriedad y la rigidez en el servicio, de un alto sentido de disciplina, de una educación exquisita en cada momento, es un verdadero estilo de vida, que tendrá su base en su artículo más famoso y más conocido dentro y fuera del Cuerpo, en su artículo primero:

«El honor ha de ser la principal divisa del guardia civil; debe, por consiguiente, conservarlo sin mancha. Una vez perdido, no se recobra jamás».

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Y Honor, Sacrificio, Lealtad, Austeridad, Disciplina, Abnegación, Espíritu Benemérito, Profesionalidad, Compañerismo, Amor al Servicio, es en definitiva la Guardia Civil, estos son algunos de los valores que quiso Ahumada inculcar a sus guardias civiles, y eso es en definitiva lo que plasmó finalmente en la “Cartilla del Guardia Civil”.

La primera parte, de la Cartilla del Guardia Civil, se encuentra dividida en 15 capítulos:

1) Prevenciones generales para la obligación del Guardia Civil.
2) Servicio en los caminos.
3) Protección á las personas y propiedades.
4) Pasaportes.
5) Uso de armas.
6) Caza y pesca.
7) Desertores y prófugos.
8) Juegos prohibidos.
9) Contrabando.
10) Conducción de presos.
11) Obligaciones de los comandantes de Puesto.
12) De los comandantes de Línea.
13) De los comandantes de Sección
14) De los comandantes de Provincia.
15) Servicio de campaña. En esta parte se encuentran también modelos de las licencias de armas, de caza, de pesca pasaportes etc.

La segunda parte contiene los formularios sobre el modo de instruir sumarias informaciones, y los modelos de comunicaciones oficiales, instancias, recibos de raciones, plantilla de sueldos de las clases del Cuerpo, y los tratamientos que deben darse á las autoridades y personas de distinción.

La tercera parte, el reglamento militar y el reglamento para el servicio; y la cuarta, las obligaciones militares del soldado y del cabo de infantería y de caballería; la explicación del sistema decimal, y un tratadito sobre las enfermedades del caballo y el modo de curarlas.

NUESTRO FUNDADORFUNDACION GUARDIA CIVIL_img_22

Francisco Javier Girón y Ezpeleta las Casas y EnrileFUNDACION GUARDIA CIVIL_img_23

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El Excmo. Sr. D. Francisco Javier Girón y Ezpeleta Las Casas y Enrile, hijo del Teniente General D. Pedro Agustín Girón, cuarto marqués de las Amarillas, primer Duque de Ahumada y de doña Concepción de Ezpeleta, hija de los Condes del mismo título, nació en Pamplona el día 11 de marzo de 1803. Después de haber recibido una educación tan esmerada como correspondía a su clase y circunstancias, manifestando afición a la carrera de las armas, afición que parece innata en esta ilustre familia, que ha llegado a contar entre sus ascendientes veinte y cuatro generales, y en el día de hoy son militares también todos los hijos varones del actual Duque; éste, en el año de 1815, por gracia especial y en recompensa de los eminentes servicios prestados por su progenitor en la guerra de la Independencia, ingresó en clase de Capitán en el regimiento provincial de Sevilla, en el que permaneció haciendo el servicio correspondiente a su empleo durante los años de 1815 a 1819. Habiéndose puesto sobre las armas su regimiento el 20 de enero de 1820, se halló en las acciones de Torregorda, ataque marítimo de la batería de la Cantera y sucesos ocurridos en la ciudad de Cádiz el día 10 de marzo de dicho año.

Destinado después a las inmediatas órdenes del Ministro de la Guerra, pasó a su lado todo el año de 1821, y al año siguiente, a causa de haberse encontrado en el Real Palacio, cuando las ocurrencias del tan nombrado 7 de julio, al lado de su padre a cuyas inmediatas órdenes se hallaba, tuvo que emigrar a Gibraltar para no ser complicado injustamente en una causa política, a pesar de no haber tomado una parte activa en aquellos sucesos.

Vuelto de la emigración en 1823, ingresó de nuevo en el provincial de Sevilla; pero habiendo contraído una grave afección al pecho, solicitó y obtuvo su licencia absoluta en 23 de diciembre de 1825. Restablecido afortunadamente de tan peligrosa enfermedad, en 9 de julio de 1828, volvió al servicio de las armas en su mismo regimiento provincial y en clase de Teniente coronel, a propuesta del Ayuntamiento de Sevilla, conforme al Reglamento de aquellos cuerpos de milicias.

Por Real orden de 3 de abril le fue conferido el mando en comisión del provincial de Plasencia, a cuyo regimiento, que se hallaba de guarnición en la isla de León se incorporó, pasando después con el mismo el 7 de octubre a la plaza de Tarifa, donde permaneció hasta el 24 de diciembre. Nombrado Coronel de milicias provinciales en 26 de noviembre del mismo año, fue destinado de Real orden a mandar el provincial de Granada, cesando en consecuencia en el mando en comisión del de Plasencia, en el que trabajó con tanta asiduidad y manifestó tal pericia y dotes de mando, que se hizo acreedor a que el Inspector General del arma le pasará un atento y honorífico oficio dándole las gracias por sus utilísimos trabajos. Siendo Coronel y mandando el provincial de Granada, el año de 1831, estando de guarnición en Algeciras, se halló en las ocurrencias que tuvieron lugar en aquel campo, y por su comportamiento en ellas fue ascendido al empleo de Coronel de infantería. En 13 de abril del mismo año, por disposición del Capitán General de Andalucía pasó de guarnición a Cádiz.

Desde dicha fecha hasta el 17 de diciembre de 1832 que fue nombrado primer Comandante del segundo batallón del regimiento de granaderos de la Guardia Real Provincial permanente, y condecorado con la Cruz de primera clase fidelidad militar, permaneció de guarnición en la expresada plaza de Cádiz.

En 1833 continuó en el mando del provincial de Granada. Habiendo sido revistado este regimiento en el mismo año por el entonces Mariscal de campo D. Antonio Ramón Zarco del Valle, propuso a su Coronel para la primera vacante que ocurriese en la Guardia Real, la que le fue en efecto concedido luego que ocurrió, siendo Ministro de la Guerra el citado General Zarco del Valle.

En mayo de 1833 salió de Sevilla con su regimiento para Extremadura, flanqueando la marcha del Infante D. Carlos hasta su entrada en Portugal; y desempeñada esta comisión volvió a Sevilla, donde formó parte del cordón sanitario establecido a causa del cólera–morbo, siendo nombrado comandante del cantón del centro y encargado de pasar a Carmona a formar la línea exterior. El día 29 de octubre salió nuevamente de Carmona con una columna volante, compuesta de su regimiento, media batería completa y alguna caballería, con órdenes del Capitán General para desarmar la brigada de realistas que había establecida en la provincia de Córdoba. La brigada fue desarmada, las armas recogidas y depositadas en el palacio de la Carlota y después trasladadas a Sevilla, por cuyo servicio le dio las gracias el Capitán General D. Miguel Tacón. En noviembre del mismo año, deseando el Ministro de la Guerra tenerle a su lado, fue destinado con su regimiento a la Guarnición de Madrid.

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En 21 de marzo de 1834 fue nombrado primer Ayudante general de la Plana mayor general de Granaderos y Cazadores de la segunda división de la Guardia Real Provincial permanente, y con la misma fecha fue ascendido a Brigadier de infantería, continuando no obstante con el mando del provincial de Granada, hasta que en 1.º de mayo fue relevado por el marqués de CampoVerde.

En 1835, desempeñando los cargos anejos a su empleo de Ayudante general, fue nombrado Jefe de la Plana mayor de la Guardia Real exterior; y habiendo sido agraciado su padre en dicho año con el título de Duque de Ahumada, le fue transferido el de Marqués de las Amarillas.

Habiéndose acercado en 1836 la facción del cabecilla carlista D. Basilio al Real sitio de la Granja, donde se hallaban SS. MM., salió de Madrid en su persecución el Brigadier Marqués de las Amarillas, con dos batallones de la Guardia Real y un Escuadrón de caballería, regresando a la corte después de haber ahuyentado a la facción de sus inmediaciones. En 29 de agosto del mismo año,

presentó la dimisión de su empleo de Jefe de la Plana Mayor, y pidió ser destinado a los ejércitos de operaciones, anhelando encontrar un campo más vasto donde ejercitar sus buenas dotes militares.

En 1837 se hallaba de cuartel en Madrid, cuando la aproximación del Pretendiente; al punto se presentó al Capitán General, poniéndose a sus órdenes para ser empleado donde las circunstancias lo reclamasen.

En 6 de mayo de 1838 fue destinado al Ejército de reserva de Andalucía, en el cual le fue dando el mando de la tercera brigada, y desde julio hasta fin de octubre desempeñó también interinamente el cargo de Jefe de Estado Mayor General. En la misma época se encargó del mando de la primera división de dicho Ejército de reserva, y a las órdenes del General Ramón María Narváez, se encontró en todas las operaciones que tuvieron lugar en la Mancha; y habiéndose retirado a su casa en 3 de noviembre este General, para curarse sus heridas, el Brigadier Marqués de las Amarillas obtuvo el mando del Cuerpo de reserva, que vino a la Corte, y con el cual pasó a operar en las provincias de Toledo y Ávila, en las que en breve tiempo consiguió dispersar las partidas carlistas, reconociendo todas sus guaridas, hasta que en diciembre fue disuelto. Por los méritos contraídos en la organización del Ejército de reserva y pacificación de la Mancha, le fue concedida la Gran Cruz de Isabel la Católica. Disuelto el Ejército de la reserva, en el mismo año de 1838 fue destinado al Ejército del Centro, encargándosele del mando de tres batallones que debían escoltar un convoy de 15.000 vestuarios que se habían tenido que replegar a Guadalajara por haber sido amenazado por los cabecillas Polo y Llangostera, y logró salvarlo con su brigada.

Dado a conocer en 1.º de enero de 1839 como Comandante General de la división de reserva de aquel Ejército, se halló el 22 del mismo mes con la primera brigada en la acción y ocupación del pueblo fortificado de Montan; el 13 de febrero en la acción de Alcora e introducción de un convoy en Lucena; los días 24 y 25 del mismo en la acción de Yesa y reconocimientos de los fuertes carlistas de Alpuente y el Collado; el 6 de abril en el reconocimiento del castillo de Segura y acción de la Retirada; y el 1.º de mayo en el levantamiento del bloqueo de Montalban. El 17 de octubre se le dio el mando de la segunda división compuesta de ocho batallones, cuatro Escuadrones, dos Baterías, una rodada y otra de a lomo, y una compañía de zapadores. Con estas tropas concurrió el 29 del mismo mes a la acción de Miravete, en unión de la cuarta división del Norte, desalojando a las fuerzas carlistas reunidas, de las formidables posiciones que ocupaban. Después se halló en la ocupación del pueblo de la Cañada, y el resto del año lo pasó en la línea de Camarillas, cubriendo la vanguardia del Ejército. En 1840, continuando en esta campaña, que para las armas de doña Isabel II fue una serie no interrumpida de victorias, el Marqués de las Amarillas concurrió con la división de su mando en los días 4, 12 y 16 de abril al reconocimiento, sitio y rendición del castillo de Aliaga, y por su comportamiento en estas operaciones le fue concedida la placa de tercera clase de la Orden militar de San Fernando. El 20 de mayo asistió a la acción de la Cenia, en que el General carlista Cabrera fue derrotado por el Ejército del Centro mandado por el General D. Leopoldo O’Donnell; y el 30 a la de Más de Barberan, persiguiendo al enemigo hasta pasar el Ebro.

Con fecha 19 de junio fue ascendido a Mariscal de campo por los méritos contraídos en esta guerra, y en dicho mes de junio y julio siguiente tomó parte en diferentes operaciones, flanqueando la marcha de la facción de Balmaseda hasta que se internó en Francia. En septiembre del mismo año fue destinado con la primera brigada a la guarnición de Valencia, donde se hallaban SS. MM., y allí permaneció hasta que se verificó el embarque de la Reina Cristina, después del cual pidió y obtuvo licencia para la Corte.

Durante los años de 1841 y 1842 permaneció de cuartel en Madrid, disgustado del orden político establecido a consecuencia del pronunciamiento de 1840. Habiendo fallecido su padre en mayo de 1842, heredó el título de Duque de Ahumada.

Después del alzamiento de 1843, el General Duque de Ahumada, por Real orden de 15 de agosto, fue comisionado para pasar una revista de Inspección a las tropas existentes en los distritos segundo y

cuarto, lo que verificó con su acostumbrado celo y escrupulosidad, revistando 38 batallones de infantería, 16 Escuadrones de caballería y ocho cuerpos de la reserva. Cumplido su encargo, presentó al Gobierno una extensa memoria, resultado de sus observaciones, que da una idea exacta del estado en que se encontraba en aquella época el Ejército español, examinando detenidamente en cada arma el personal y modo de mejorarlo; la organización, vestuario, armamento y equipo; observaciones generales acerca de la contabilidad y modo de simplificarla, con otras muchas notables consideraciones acerca de los oficiales generales, Colegios militares y plazas.

En 2 de marzo de 1844 fue nombrado para mandar las tropas que debían reunirse en Aranjuez para custodiar a S. M., durante su permanencia en aquel Real sitio. En 15 de abril mismo año fue nombrado Director de la organización de la Guardia Civil. Desde entonces tuvo a su cargo la Inspección General de la Guardia Civil hasta julio de 1854, volviendo a ella en octubre de 1856 y continuando hasta julio de 1858 en que fue últimamente relevado de dicho cargo.

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En el periodo de 1844 a 1854, además de la Inspección General de la Guardia Civil, el Gobierno le confió otras muchas comisiones sumamente honoríficas. En 25 de septiembre de 1846, por orden de S. M., se trasladó a la frontera de Francia, para recibir a los Príncipes franceses Duques de Aumale y de Montpenionsier y custodiarlos hasta la Corte, yendo después con igual comisión acompañando al Duque de Aumale hasta Francia, por cuyo distinguido servicio Luís Felipe I, Rey de los franceses, le nombró Gran Oficial de la Legión de Honor. En 3 de noviembre del mismo año fue promovido al empleo de Teniente General, con la antigüedad del 10 de octubre anterior.

En 27 de noviembre de 1847 le fue concedida la Gran Cruz de Carlos III en recompensa de los servicios prestados en la organización de la Guardia Civil. En 28 de febrero de 1848 fue comisionado para pasar al extranjero a buscar a la Infanta Doña María Luisa Fernanda, y a consecuencia de la revolución ocurrida en Francia tuvo que salir en dirección de París y seguir hasta Londres, a donde encontró a S.A., con quien entró en Madrid en 7 de abril, habiéndose dignado S.A., aprobar cuanto hizo el Duque de Ahumada en el desempeño de esta delicada cuanto honorífica comisión. En los lamentables sucesos que tuvieron lugar en Madrid el 7 de mayo del mismo año, fue destinado a mandar el puesto de la Puerta del Sol, y al dirigirse a él recibió una herida leve de posta en la cara, una contusión de bala en la cabeza, y su caballo fue herido de dos balazos.

En 24 de abril de 1849 le fue conferido el mando de las tropas de todas las armas que debían reunirse en el Real sitio de Aranjuez durante la permanencia de S.M., obteniendo también igual encargo para el Real sitio de San Ildefonso.

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Durante los sucesos de julio de 1854 le fue confiada la custodia del Real Palacio con el mando de las tropas de todas armas que lo guarnecían. El Duque de Ahumada conservó intacto aquel puesto confiado a su pericia y lealtad, hasta que quedó constituido el Ministerio presidido por el Duque de la Victoria. Falleció en 1869, en Madrid.

OFICIO FALLECIMIENTO DEL DUQUE DE AHUMADA (19 de diciembre 1.869)

Oficio dirigido al Capitán General de Castilla la Nueva, por el Apoderado de la Casa, Pedro Ferrer, en el que a las 2,30 horas ha fallecido, repentinamente el Excmo. Sr. Teniente General, Don Francisco Javier Girón y Ezpeleta, Duque de Ahumada. – Calle Factor 9, el cadáver se conduce de la casa mortuoria el día 20 a las 11 de la mañana, a la Iglesia de Santa María, donde se cantara misa y después será llevado al cementerio de San Isidro, donde se le dará tierra. – Escrito–Madrid, 18 de diciembre de 1869. – Al Excmo. Sr. General Gobernador, para que disponga lo conveniente, para que se le tributen los honores fúnebres que a su jerarquía militar corresponda por ordenanza y cumplimiento vuelva esta comunicación–De la superior orden de S.E. –El Coronel Jefe de E.M. –Luís Otero–Otro escrito–Madrid, 19 de diciembre de 1869. –Dense las órdenes por la Plaza para que mañana a las once de la misma se halle en las inmediaciones de la Iglesia de Santa María del Sacramento la escolta de ordenanza, que ha de acompañar el cadáver compuesta por un Batallón de Infantería al mando de su Coronel y dos escuadrones del Regimiento de Húsares de Pavía, también mandados por su Coronel, cuya fuerza descenderá por la calle Mayor y Plaza de la Armería.–Los Cuerpos marcharan en comisiones, compuestas de un Jefe, seis Capitanes y cuatro subalternos.–Mandara la escolta el Excmo. Sr. General Gobernador. –Firmado: Ilegible.

NOMBRANDO INSPECTOR GENERAL DE LA GUARDIA CIVIL AL DUQUE DE AHUMADA - (1 de septiembre 1.844)

Teniendo en consideración los méritos, servicios y circunstancias que concurren en el Mariscal de Campo Don Francisco Javier Girón, Duque de Ahumada, vengo en nombrarle Inspector General de la Guardia Civil, en atención al celo e inteligencia con que desempeña su organización.

Dado en Palacio a 1º de Septiembre de 1844.– el Ministro de la Guerra, Ramón María Narváez.

ORGANIZACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL

“Excmo. Sr. –La Reina (Q.D.G.) se ha dignado expedir con fecha 12 del corriente el Real Decreto siguiente, refrendado por el Sr. Ministro de la Gobernación de la Península.–Siendo uno de los objetos que han dictado las bases constitutivas de la Guardia Civil, cuya organización dispone el Decreto que tuve a bien expedir en 28 del mes anterior, ofrecer un alivio y una recompensa a la clase militar que tan acreedora se ha hecho por su lealtad, valor y constancia, durante la última guerra y en repetidas ocasiones a mi Real benevolencia y a la gratitud nacional; desando que este propósito se lleve a cabal cima lo más pronto que fuese deseable con la uniformidad buen acierto que la índole del servicio reclama; y queriendo dar a los militares beneméritos que aspiren a ingresar en las filas de este Cuerpo, una fianza de la justicia y la preferencia con que serán atendidas sus instancias y respetados los títulos que por su buenos servicios tengan a esta distinción; he venido en Decretar lo siguiente. Art. 1º Conforme a lo prevenidos en el artículo 12 del Decreto de 28 del mes próximo pasado que establece la Guardia Civil, se procederá a la organización de esta fuerza por conducto del Ministerio de la Guerra.

AL MARISCAL DE CAMPO DUQUE DE AHUMADA.

Para llevar a efecto esta Soberana y Real disposición S.M. se ha dignado comisionar a V.E. como Director de la organización de la Guardia Civil y señalar para proceder a ello los puntos de Vicalvaro y Leganés. A fin de que V.E. pueda sin pérdida de tiempo dar principio al importante cometido que la digna acción de S.M. le confía y evitarle en lo posible consultas que naturalmente le ocurrirían para su mejor desempeño, debo decirle que V.E. queda facultado para proponer las medidas que conduzcan a la más útil organización de esta fuerza en vista de los elementos que para ello puedan emplearse, teniendo en consideración que del acierto de su primera planta depende su porvenir y el que produzca el feliz resultado a que se la destina.

Muy recomendable e importante es la brevedad, pero más aún lo es la perfección. Las solicitudes de Jefes y Oficiales con los datos ya reunidos en este Ministerio pasarán a la dirección del cargo de V.E. para que en la consecuencia puedan hacerse a S.M. las convenientes propuestas en forma para todos los empleos de Jefes y Oficiales, debiendo V.E. proceder al nombramiento de las clases de Tropa que han de componer el Cuerpo, en el supuesto de que debe principiarse por el Tercio correspondiente al 1er Distrito Militar.

V.E. necesita manos auxiliares para los trabajos de la Comisión; puede V.E. por lo tanto proponer desde luego, su personal y la organización, en el concepto de que todos los sueldos y gastos son desde ahora con cargo al Ministerio de la Gobernación.

Los Inspectores y Directores de las Armas y los Capitanes Generales de Distrito, así como las demás autoridades civiles auxiliaran a V.E. en lo que menester fuera. De Real Orden le digo a V.E. para su inteligencia y debido cumplimiento. Dios guarde a V.E. muchos años. Madrid, 15 De abril de 1844.”

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DILEMAS Y CONSIDERACIONES SOBRE LA FECHA DE LA FUNDACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL

Antonio Mancera Cárdenas

Guardia Civil Retirado (accidente acto de servicio)

Existe el dilema, entre distintos historiadores, escritores y conocedores de la historia de la Guardia Civil sobre, cual sería la fecha real del nacimiento de la Guardia Civil, y existe la duda porque el 28 de marzo de 1844 se promulgaba un primer Real Decreto, siendo Presidente del Gobierno Luís González Bravo, sobre la conveniencia de crear un Cuerpo de Seguridad, que acabase con la inseguridad que asolaba no solo las ciudades, sino también y especialmente el medio rural, pueblos, caminos y carreteras. En este primer Real Decreto, se instaba no solo a esta creación, también se daban las directrices para la organización de esta nueva Institución de seguridad, se decía textualmente: “El orden social reclama este auxilio, el Gobierno ha menester una fuerza siempre disponible para proteger las personas y las propiedades; y en España, donde la necesidad es mayor por efecto de sus guerras y disturbios civiles, no tiene la sociedad ni el Gobierno más apoyo ni escudo que la Milicia o el Ejército, inadecuados para llenar este objeto cumplidamente o sin perjuicios”, ya se descartaba tanto a la Milicia Nacional y al Ejercito, como inadecuados para esta misión, ya que como también se dicta en el Real Decreto “…ni el Ejército ni la Milicia Nacional desempeñan con la fe necesaria el servicio enojoso de la policía, que aquellos cuerpos miran con cierto desvío por las preocupaciones vulgares, y que sólo se presenta a sus ojos como una obligación pasajera, accesoria y extraña al primordial objeto de su respectivo instituto”, en este primer intento ya cita la organización, así como la misión de la Guardia Civil.

Posteriormente el 12 de abril de 1844, se dicta un nuevo Real Decreto, esta vez dirigido al Sr. Mariscal de Campo Duque de Ahumada, donde se le dan una serie de instrucciones para organizar este nuevo Cuerpo, a la vez que se designan los lugares donde tendrá lugar la formación de los futuros guardias civiles. Una vez designado como organizador el que a la postre sería el fundador de la Guardia Civil y su primer Director General, el Duque de Ahumada, este envía un escrito al Gobierno, a cuyo frente esta ahora Narváez, donde solicita una serie de cambios, una serie de consideraciones al Decreto de 28 de marzo, y donde establece sus propias prioridades y consideraciones, sobre lo que debería ser el nuevo Cuerpo para poder llevar a cabo y hacerse cargo de dicha organización.

Una vez considerados estos cambios, y tenidas en cuenta, todas y cada una de las directrices remitidas por Ahumada, se promulga un nuevo Real Decreto, que ve la luz el 13 de mayo de 1844, en el que ya se fija la doble dependencia de la Guardia Civil, se establecen el numero de Tercios, el sueldo que deberán cobrar los guardias civiles, se dictan los requisitos que deberán tener los aspirantes a ingreso,…. Es este en definitiva el verdadero punto de partida de la Guardia Civil. Es este nuestro Decreto Fundacional, el decreto fundacional de la que a lo largo de toda su historia se convertirá en la institución más valorada por los ciudadanos, es a partir del 13 de mayo de 1844, cuando la historia de España se verá ligada inexorablemente a la de la Guardia Civil y viceversa, cuando quedan vinculada definitivamente España y la Guardia Civil. Es esta en definitiva, la fecha de la verdadera fundación de la Guardia Civil.

DECRETOS FUNDACIONALES

Real decreto de 28 de Marzo de 1844 – Primer decreto dando las primeras directrices sobre la organización de la futura la Guardia Civil.

Ministerio de la Gobernación de la Península. Señora: Al cumplir con lo prevenido en el Real decreto de 26 de enero último, los infrascritos Ministros responsables no consideran preciso descender al examen de las razones obvias, razones en que se funda el establecimiento de una fuerza especial de protección y seguridad pública.

El orden social reclama este auxilio, el Gobierno ha menester una fuerza siempre disponible para proteger las personas y las propiedades; y en España, donde la necesidad es mayor por efecto de sus guerras y disturbios civiles, no tiene la sociedad ni el Gobierno más apoyo ni escudo que la Milicia o el Ejército, inadecuados para llenar este objeto cumplidamente o sin perjuicios.

La Milicia Nacional, que por su índole carece de una existencia continua, se dirige a la conservación del orden, tomada esta voz en la acepción relativa a la defensa de las leyes y del sosiego general dentro de las poblaciones; de donde resulta que su obligación local y su servicio transitorio; mientras la policía social no reconoce límites de lugar ni de tiempo. No puede tampoco el Ejército llenar esta necesidad; porque su objeto peculiar es defender el Estado, y en último extremo auxiliar a la Milicia en la conservación del reposo público; porque su organización le pone fuera del alcance; porque sus elementos constitutivos no se amoldan al desempeño de comisión es de cierto carácter discrecional, y porque el rigor de la disciplina militar se resiente de la frecuente diseminación de las tropas en pequeñas partidas, independientes de la vigilancia y de la acción de los jefes superiores.

Por otro lado, ni el Ejército ni la Milicia Nacional desempeñan con la fe necesaria el servicio enojoso de la policía, que aquellos cuerpos miran con cierto desvío por las preocupaciones vulgares, y que sólo se presenta a sus ojos como una obligación pasajera, accesoria y extraña al primordial objeto de su respectivo instituto.

Sobre ser una necesidad, porque ninguna de las fuerzas existentes puede llenar la falta de un cuerpo civil, ofrece esta institución la ventaja de que la Milicia Nacional, desembarazada completamente de la parte más penosa del servicio, se puede organizar de un modo más conforme al objeto de su establecimiento, excluyendo a ciertas clases cuya admisión hacía tolerable el carácter activo que ha tenido hasta ahora la Milicia, y llamando a las filas muchas personas de valer y de arraigo que han procurado rehuir esta obligación, señaladamente por sus incesantes molestias y considerables perjuicios.

Al propio tiempo sirve la fuerza civil para evitar la intervención frecuente del Ejército en los actos populares; intervención que puede menguar al cabo el prestigio de las tropas permanentes; que puede también ejercer una influencia perniciosa en el principio de la subordinación; que imposibilita o entorpece la instrucción del soldado, y que en el orden político no favorece mucho el desarrollo completo del sistema constitucional. Aunque estas ventajas compensarían el aumento de gastos que en los primeros momentos puede originar la proyectada mejora, no ha de perderse de vista que más adelante proporcionará el beneficio de una disminución considerable en el Ejército, lo cual es tanto más atendible, cuanto la reforma se concilia con el interés de las clases militares que en ella puedan creerse perjudicadas. A esto se añade la reducción de los perjuicios que lleva consigo el frecuente empleo de los artesanos, comerciantes, trabajadores, funcionarios públicos y demás brazos útiles que ocupa la Milicia Nacional; la abolición completa de las partidas locales de seguridad y la modificación del costo de algunos servicios extraordinarios a que indispensablemente obliga el completo desamparo de la autoridad política.

Al determinar la organización del nuevo Cuerpo se ha tenido presente la índole peculiar de este instituto, el cual no se aviene con la división propia de los cuerpos del Ejército, porque su ventaja estriba en la diseminación de la fuerza en muchas y cortas fracciones; de donde ha resultado el establecimiento de tercios, escuadrones o compañías, mitades y escuadras, cuya forma es la que se acomoda más a la naturaleza y al servicio habitual de la fuerza de protección y seguridad. Ni correspondería tampoco esta institución a la esperanza que justamente prometen sus buenos efectos en otras naciones, si al propio tiempo no se pusiera el mayor esmero en la elección de los individuos que deben mandar y constituir el Cuerpo; en consideración a lo cual se realza la importancia de los mandos creando jefes y oficiales de categoría superior respecto de los de igual clase en el Ejército, y se limita la admisión, fuera de muy raros casos, a los licenciados con buena nota y de justificada conducta, aún después de haber dejado el servicio de las armas.

Esa misma consideración explica la propuesta de sueldos y haberes algo más elevados que los ordinarios; porque si en todos casos el bien común y la moral se interesan en la alta retribución y en el exacto pago de los empleados públicos, con mayor motivo es aplicable esta verdad, que la razón dicta y la experiencia confirma, a unos agentes que desempeñan el servicio con cierta independencia de la autoridad superior; que llegan a ser en ocasiones depositarios de secretos importantes, y que se ven expuestos frecuentemente a los tiros del resentimiento, o lisonjeados tal vez por los halagos de la corrupción.

Tales son, Señora, los motivos que impulsan el establecimiento, y las bases en que se funda la organización de la fuerza civil de protección y seguridad pública a que se refiere el adjunto proyecto, que los infrascritos Ministros responsables tienen la honra de someter a la Real aprobación de V.M.

Madrid 28 de marzo de 1844. Señora. A L. R. P. de V. M. Luís González Bravo. Luís Mayans. Manuel de Mazarredo. Juan José García Carrasco. José Filiberto Portillo. El Marqués de Peñaflorida.

“Conformándome con las razones expuestas por el Consejo de Ministros acerca de lo urgente que es el establecimiento de una fuerza especial de protección y seguridad, en atención al desamparo en que se ve hoy la autoridad pública para proteger eficazmente el orden y las personas y bienes de los vecinos honrados y pacíficos; y teniendo en consideración que ni el Ejército permanente ni la Milicia Nacional pueden atender a este servicio sin menoscabo de su peculiar organización y objeto, sin detrimento de la disciplina militar, y sin molestias ineficaces y perjuicios de la mayor trascendencia para las clases acomodadas y laboriosas, he venido en decretar lo siguiente:

 Art. 1.º Se crea un cuerpo especial de fuerza armada de infantería y caballería, bajo la dependencia del Ministerio de la Gobernación de la Península, y con la denominación guardias civiles.
 Art. 2.º El objeto de esta fuerza es proveer al buen orden, a la seguridad pública y a la protección de las personas y las propiedades fuera y dentro de las poblaciones.
 Art. 3.º La Guardia Civil se organizará por tercios, escuadrones o compañías, mitades y escuadras.
 Art. 4.º Cada Tercio constará de cierto número de compañías y escuadrones, y habrá tantos Tercios como distritos militares existen en la actualidad, guardando correlativamente la misma numeración. Los catorce Tercios constituirán una fuerza de 20 escuadrones y 103 compañías, que se distribuirán del modo siguiente:
 Primer Tercio. Tres Escuadrones, diez Compañías.
 Segundo. Un Escuadrón, seis Compañías.
 Tercero. Tres Escuadrones, ocho Compañías.
 Cuarto. Tres Escuadrones, nueve Compañías.
 Quinto. Un Escuadrón, seis Compañías.
 Sexto. Un Escuadrón, seis Compañías.
 Séptimo.— Un Escuadrón, seis Compañías.
 Octavo. Dos Escuadrones, once Compañías.
 Noveno. Un Escuadrón, cuatro Compañías.
 Décimo. Un Escuadrón, cuatro Compañías.
 Undécimo. Dos Escuadrones, seis Compañías.
 Duodécimo. Un Escuadrón, seis Compañías.
 Decimotercero. Tres Compañías.
 Decimocuarto. Cuatro Compañías.

Veinte Escuadrones, ochenta y nueve Compañías.

 Art. 5.º Cada Tercio tendrá su Plana Mayor especial que constará:
 1.º De un Jefe superior de la clase de brigadieres o coroneles del Ejército, con el sueldo de 36,000 rs., al año.
 2.º De un segundo Jefe encargado del detall de la clase de tenientes coroneles, con el sueldo de 30,000 rs.
 3.º De dos ayudantes, uno del arma de caballería con 14,000 rs., y otro de la de infantería con 12,000, ambos de la clase de Capitanes en sus respectivas armas.
 4.º De un Mariscal veterinario, con 7,200.
 5 º De un cabo de trompetas y otro de tambores, con el haber señalado en este decreto a los cabos primeros de las respectivas armas.
 Art. 6.º El Escuadrón formará una sola compañía, compuesta de un Capitán de la clase de comandantes del Ejército, con 18,000 rs., al año; de un segundo Capitán encargado del detall de la clase de Capitanes, con 12,000; de dos alféreces sargento primero, con 3,650; de cuatro segundos, a 2,920 cada uno; de cuatro cabos primeros, a 2,190; de ocho segundos, a 1,825 y de 120 guardias civiles, inclusos dos trompetas, a 1,460.
 Art. 7.º La Compañía de infantería constará de la misma fuerza, distribuida en la forma que expresa el artículo anterior, con la rebaja en el sueldo de 2,000 reales al año desde la clase de Capitanes hasta la de subtenientes, ambas inclusive, y de 365 rs., en las otras clases.
 Art. 8.º Se dividirán las Compañías de ambas armas en cuatro mitades de 24 jinetes o infantes, en cada una de las cuales habrá un sargento segundo, un cabo primero y dos cabos segundos. Cuando la mitad obre la unidad será mandada por su respectivo Oficial.
 Art. 9.º Cada mitad se subdividirá en cuatro escuadras de a seis hombres cada una, mandadas respectivamente por el sargento segundo, el cabo primero y los dos cabos segundos correspondientes.
 Art. 10. Los veinticuatro hombres sobrantes en cada compañía servirán para suplir las bajas de enfermos, desmontados, ordenanzas, cuarteleros y otros de igual naturaleza, sin que por motivo alguno pueda ser empleado ningún Guardia Civil en clase de asistente. Entre estos veinticuatro hombres deberá haber cuatro herradores con destino a las cuatro mitades, y de los mismos habrá de tomarse uno para cabo furriel y dos trompetas o tambores.
 Art. 11. El Estado facilitará a la infantería y caballería el vestuario, las fornituras y el armamento, y además a la última los caballos y las monturas; pero el entretenimiento del armamento, vestuario y equipo será de cuenta del individuo. Los oficiales se costearán los caballos.
 Art. 12. El Cuerpo de guardias civiles, en cuanto a la organización y disciplina, depende de la jurisdicción militar.
 Art. 13. En este Cuerpo se asciende por rigurosa antigüedad; pero se destinarán al ingreso las dos quintas partes de las vacantes. Los oficiales del Cuerpo de guardias civiles podrán salir al Cuerpo de Administración civil en la forma que determine un reglamento especial.
 Art. 14. Para ser admitido en la Guardia Civil en clase de soldado se requiere:
 1.º Ser licenciado en el Ejército con buena nota en la hoja de servicios, y de buena conducta después de haber obtenido la licencia. En igualdad de circunstancias serán preferidos los de la clase de sargentos a la de cabos, y los de esta a la de soldados. Únicamente en casos muy especiales podrá eximirse del requisito de licenciado.
 2.º No tener menos de veinticinco, ni más de cuarenta y cinco años de edad.
 3.º Tener a lo menos cinco pies y tres pulgadas de estatura.
 4.º Gozar de perfecta salud y ser de complexión robusta.
 Art. 15. El alistamiento se hará por los jefes Políticos, y los admitidos contraerán la obligación de servir en el Cuerpo durante ocho años.
 Art. 16. Los que aspiren a ser jefes y oficiales de la Guardia Civil, dirigirán la solicitud al Ministerio de la Guerra, por cuyo conducto se instruirán los oportunos expedientes y se proporcionarán los oficiales y jefes necesarios al de la Gobernación, por el cual se expedirán los nombramientos y se resolverán y ejecutarán las destituciones.
 Art. 17. Los jefes Políticos nombrarán los sargentos y cabos, a propuesta del Jefe superior del Tercio respectivo.
 Art. 18. Un reglamento especial determinará el orden y los pormenores del servicio, los premios que hayan de establecerse para recompensar el mérito, y los derechos que tendrán al goce de algunos empleos en el ramo de protección y seguridad pública los que lleguen a inutilizarse en el servicio del Cuerpo, y los que se distingan por su aptitud, honradez y constante celo. Dado en Palacio a 28 de marzo de 1844. Refrendado. Marqués de Peñaflorida .

Real Decreto de 15 de Abril de 1844 - Mandando nuevas directrices para la organización de la Guardia Civil.

Excmo. Sr.—La Reina (q. D. g.) se ha dignado expedir con fecha 12 del corriente el Real Decreto siguiente, refrendado por el Sr. Ministro de la Gobernación de la Península.—«Siendo uno de los objetos que han dictado las bases constitutivas de la Guardia Civil, cuya organización dispone el Decreto que tuve á bien expedir en 28 del mes anterior, ofrecer un alivio y una recompensa á la clase Militar que tan acreedora se ha hecho por su lealtad, valor y constancia, durante la última guerra y en repetidas ocasiones á mi leal benevolencia y á la gratitud nacional; deseando que este propósito se lleve á cabal cima lo mas pronto que fuese dable con la uniformidad y buen concierto que la índole del servicio reclama; y queriendo dar á los militares beneméritos que aspiren á ingresar en las filas de este Cuerpo una fianza de la justicia y la preferencia con que serán atendidas sus instancias y respetados los títulos que por sus buenos servicios tengan á esta distinción: he venido en Decretar lo siguiente.—Art. 1.º Conforme á lo prevenido en el artículo 12 del Decreto de 28 del mes próximo pasado que establece la Guardia Civil, se procederá á la organización de esta fuerza por conducto del Ministerio de la Guerra.—Art. 2.º Se establecerán dos puntos inmediatos á esta corte para que sirvan de centro á la organización de este Cuerpo, destinándose el uno para el arma de caballería, y el otro para la de infantería.—Art. 3.º Por el Ministerio de la Guerra se adoptarán las disposiciones oportunas á fin de que la organización se efectúe bajo la dirección de Gefes militares entendidos en esta materia y con la rapidez posible.—Art. 4.º Lo dispuesto en este Decreto no altera lo prevenido en el art. 16 del de Marzo anterior, en que se determinan los trámites y formalidades que deben guardarse para el nombramiento de Gefes y Oficiales.—Art. 5.º A fin de que este servicio no padezca retraso ni entorpecimiento de ninguna especie, los Gefes encargados de la organización nombrarán por esta vez los Sargentos y Cabos, quedando subsistente para en adelante la facultad que se confiere por el art. 17 del citado Decreto á los Gefes Políticos.—De Real orden lo digo á V. E. para su inteligencia y efectos correspondientes. Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid 12 de Abril de 1844.—El Marques de Peñaflorida.» —Para llevar á efecto esta su Real disposición S. M. se ha dignado comisionar á V. E. como Director de organización de la Guardia Civil y señalar para proceder á ella los puntos de Vicálvaro y Leganés. A fin de que V. E. pueda sin pérdida de tiempo dar principio al importante cometido que la designación de S. M. le con fin y evitarte en lo posible consultas que naturalmente le ocurrirían para su mejor desempeño, debo decirle: que V. E. queda facultado para proponer las medidas que conduzcan á la mas útil organización de esta fuerza, en vista de los elementos que para ello pueden emplearse, teniendo en consideración, que del acierto de su primera planta, depende su porvenir, y el que produzca el feliz resultado á que se la destina. Muy recomendable é importante es la brevedad, pero más aun lo es la perfección. Las solicitudes de Gefes y Oficiales, con los datos ya reunidos en este Ministerio, pasarán á la Dirección del cargo de V. E. para que en su consecuencia puedan hacerse á S. M. las convenientes propuestas en terna para todos los empleos de Gefes y Oficiales; debiendo V. E. proceder al nombramiento de las clases de tropa

que han de componer el Cuerpo; en el supuesto de que debe principiarse por el Tercio correspondiente al primer distrito militar. V. E. necesita manos auxiliares para los trabajos de su comisión; puede V. E. por lo tanto proponer desde luego su personal y su organización, en el concepto de que todos los sueldos y gastos son desde ahora cargo al Ministerio de la Guerra. Los Inspectores y Directores de las armas y los Capitanes generales de Distritos, así como las demás autoridades Civiles, auxiliarán á V. E. en lo que menester fuere. De Real orden lo digo á V. E. para su inteligencia y efectos consiguientes.—Dios guarde á V. E. muchos años.—Madrid 15 de Abril de 1844.—Mazarredo.—Sr. Mariscal de Campo Duque de Ahumada.

Real Decreto de 13 de Mayo de 1844 – Decreto Fundacional,FUNDACION GUARDIA CIVIL_img_30 donde se fija la dependencia que la Guardia Civil tiene del Ministerio de la Guerra y del de la Gobernación; la organización de los Tercios y las circunstancias de los Gefes, Oficiales y tropa para ingresar en el Cuerpo.

Excmo. Sr.—La Reina Ntra. Sra. (q. D. g.) se ha dignado expedir el Real decreto siguiente.—Para llevar á cabo por el Ministerio de la Guerra la organización de la Guardia Civil según lo decretado en 15 de Abril próximo pasado, oído mi consejo de Ministros, y en él las razones expuestas por mi Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra, he venido en Decretar lo siguiente.—Art. 1.° La Guardia Civil depende del Ministerio de la Guerra por lo concerniente á su organización, personal, disciplina, material y percibo de sus haberes, y del Ministerio de la Gobernación por lo relativo á su servicio peculiar y movimientos.—Art. 2.° Concluida la primera organización, para la debida centralización del Cuerpo, se establecerá en Madrid una Inspección á cargo de un General, con quien se entenderán los Gefes de los Tercios en lo relativo á su organización, personal, disciplina y material. La Inspección lo hará con los Ministerios de la Guerra y Gobernación en la parte que á cada uno competa. Por lo relativo al servicio particular del Cuerpo se entenderán sus Gefes con los Gefes Políticos de las Provincias, de quienes en esta parte han de depender. —Art. 3. º Por ahora y á fin de que se vaya planteando el cuerpo con la circunspección que se requiere, los 14 Tercios de que ha de constar se compondrán de las Compañías siguientes:

TERCIOS.

Compañías de Caballería.

Compañías de Infantería.

TOTAL DE FUERZA

Gefes.

Oficiales.

Tropa.

1. º. 2. º. 3. º. 4. º. 5. º. 6. º. 7. º. 8. º. 9. º. 10. º. 11. º. 12. º. 13. º. 14. º.

2 1 1 1/2 1/2 1 1/2 1 1/2 1/4 1/2 1/4 " "

5 3 3 3 2 3 3 2 2 1 2 2 1 2

2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 " 1

37 21 21 19 14 21 19 16 14 8 14 13 5 10

926 537 537 469 335 537 469 417 335 168 335 502 134 268

Total

14

9

34

14

235

5769

Art. 4. º Concluida esta organización, y según las necesidades que la experiencia vaya haciendo conocer, podrá irse aumentando según se crea conveniente. —Art. 5. ° Al servicio especial de la corte se asignará una Compañía-Escuadrón de caballería y dos Compañías de infantería del 1.er Tercio. La fuerza restante de este, como toda la de los otros 13 Tercios se distribuirá por el Ministerio de la Gobernación en las provincias civiles, según las necesidades de cada una, bajo la base que á la que no quepa una Compañía, se le destine mitad ó sección completa de una ú otra

arma.- Art. 6.º La plana mayor de cada Tercio constará de un primer Gefe de las clases de Brigadier ó Coronel en los distritos 1.º, 2.°, 3.º, 4.º, 5.º, 6.º, 7.° y 8.º, y de un Teniente Coronel en los 9.º, 10, 11, 12 y 14; y de un Ayudante de la clase de Capitán. En el primer distrito atendida su mayor fuerza, habrá además: un Teniente Coronel: un Sub-Ayudante de la clase de Teniente: un Cabo de trompetas y otro de tambores.—Art. 7.º La plana mayor de cada Compañía de infantería ú caballería constará de un primer Capitán de la clase de Comandantes del Ejército: un segundo Capitán de la de Capitanes: dos Tenientes de la de estos: un Alférez ídem: un Cabo Mayor primero de la clase de Sargentos primeros; tres Cabos mayores segundos de la de Sargentos segundos; cuatro Cabos primeros; cuatro segundos; dos trompetas en las Compañías de Caballería; un tambor y un corneta en las de infantería, y 120 Guardias Civiles.—Art. 8.° Los Gefes de los Tercios, auxiliado, el del primer distrito, por el Teniente Coronel y los demás por el Ayudante, que hará las veces de Cajero, llevarán el detall y contabilidad de sus Tercios.—Art. 9.º Cada Compañía se subdividirá en cuatro secciones, á cargo cada una de ellas de uno de los cuatro Oficiales de la misma. Cada sección se dividirá en tres brigadas, la primera á las órdenes del Cabo mayor que corresponda á la sección y las otras dos á las de los Cabos primero y segundo, componiéndose cada una de 10 Guardias Civiles.—Art. 10. Los primeros Capitanes con un amanuense de la clase de Guardias Civiles, llevarán por sí mismos todo el detall y administración de sus Compañías, como muy por menor en la parte de contabilidad del Reglamento del Cuerpo se expresará. —Art. 11. Los ascensos en el Cuerpo se verificarán con arreglo al Reglamento del mismo. —Art. 12. Para que el premio que han de recibir los licenciados del Ejército que deben componer la Guardia Civil, sea mas verdadero y logren en este empleo una recompensa de sus trabajos y fatigas, los Guardias Civiles se dividirán en dos clases, á saber: de primera y de segunda, y tendrán de sueldo los de primera en caballería 3,467 reales. con 17 mrs. Al año, que son diarios á razón de 9 rs. y medio; y los de segunda 3,285 rs. anuales, á razón de 9 al día. Los de primera clase de infantería tendrán anualmente 3,102 rs. con 17 mrs., á razón de 8 rs. y medio diarios, y los de segunda 2,920 á razón de 8. —Art. 13. Será de cuenta de los Guardias Civiles proveerse de caballos, monturas, vestuario y equipo. —Art. 14. Al cumplir su tiempo los Guardias Civiles podrán llevarse sus caballos, monturas, vestuario y equipo, ó enajenarlo, según más les convenga. —Art. 15. Para la primera organización, el Estado adelantará los fondos necesarios para la compra de los caballos, monturas, vestuario y equipo, que progresivamente se irá descontando; pero de modo que ningún Guardia Civil de primera clase tome menos de 6 rs. diarios, ni de 5 los de segunda. —Art. 16. Seis meses después de pasada la primera organización de cada Tercio, todo el que solicitase tener entrada en la Guardia Civil de caballería, se deberá presentar con caballo que tenga las circunstancias que en el Reglamento se marcarán, adelantándole la caja del Tercio un auxilio de primera entrada de 1,200 reales y 400 á los de infantería, cuyo auxilio progresivamente se ira descontando. —Art. 17. El armamento se facilitará por los almacenes del Estado, siendo de cuenta del Guardia Civil su entretenimiento. —Art. 18. En cada Compañía de infantería y caballería se formará un fondo de hombres al descuento diario, que se prefijará en el Reglamento. La existencia de este fondo al salir el individuo del Cuerpo, le será entregada integra como de su propiedad. —Art. 19. Los Ayuntamientos de los pueblos á que se destinen puestos fijos de la Guardia Civil, les proporcionarán Casas-Cuarteles en que vivir con sus familias, si las tuvieren, dándoseles por el Estado el correspondiente utensilio. —Art. 20. Las circunstancias para entrar en la Guardia Civil han de ser en las clases de tropa: ser licenciados de los Cuerpos del Ejército permanente ó reserva, con su licencia sin nota alguna; promover su instancia por conducto del Alcalde del pueblo de su vecindad, con cuyo informe y el del Cura párroco, deberá dirigirse al Gefe Político de la Provincia: esta autoridad, tomando los informes que estime oportunos, la pasará al Comandante General de la Provincia, y este al Gefe del Tercio: no tener menos de 25 años de edad, ni mas de 45: saber leer y escribir: tener tres pulgadas, lo menos, de estatura los que hayan de servir en caballería, y dos los de infantería.—Art. 21. Los Gefes y Oficiales de que ha de componerse el Cuerpo, serán de los que estén en activo servicio y pasen revista de presente en los Regimientos del Ejército ó depósitos de reemplazo. Sus circunstancias han de ser además las siguientes: Subalternos: Tener lo menos 5 pies de estatura: 30 años cumplidos de edad y menos de 40: ninguna nota en sus hojas de servicio filiaciones, si fueren procedentes de la clase de tropa. —Capitanes. Las circunstancias antedichas, y además tener de 30 á 45 años de edad: llevar dos años en su empleo y haber mandado Compañía, uno á lo menos. —Ayudantes. Las mismas circunstancias que los Capitanes. —Primeros Capitanes.

Comandantes del Ejército. Las expresadas circunstancias, y además tener de 30 á 48 años de edad; haber mandado Compañía dos años; ó ejercido uno las funciones de su empleo. —Teniente Coronel. Las circunstancias dichas para los empleos anteriores y tener de 30 á 50 años de edad; haber desempeñado un año las funciones de su empleo, ó dos las de Comandante de Batallón. —Coroneles. Las mismas circunstancias que se exigen para los Tenientes Coroneles, y además ser de 30 á 55 años de edad; haber mandado Cuerpo ó pertenecido al Cuerpo de Estado Mayor. —Brigadieres. Las circunstancias anteriores, y además tener de 30 á 60 años de edad.—Art. 22. Para que la primera organización del Cuerpo pueda verificarse desde luego, se sacarán del Ejército 3.205 hombres, á razón de 33 hombres de cada Regimiento de Caballería, todas con las circunstancias prevenidas: 20 de cada Batallón de Infantería; y de Milicias Provinciales 15: debiendo ser todos precisamente de la quinta de 1840; y si no los hubiese de esta podrán sacarse de la de 1841, y en el caso de que un Batallón ó Escuadrón no tuviese el número de hombres que se le pide con las circunstancias requeridas se sacarán del que le siga en número.—Art. 23. Si en los Cuerpos hubiese voluntarios que quieran hacer este servicio, bajo el supuesto de que cada uno será destinado á la provincia de su naturaleza, serán preferidos; y de no haberlos se destinarán por los Gefes de los Cuerpos.—Art. 24. Un Reglamento particular fijará las obligaciones del Cuerpo en general y las particulares de cada uno de sus individuos. Art. 25. Quedan derogadas todas las órdenes anteriores que se opongan á este Decreto.—

Dado en Palacio á 13 de Mayo de 1844.—Está rubricado de la Real Mano.—El Ministro de la Guerra, Ramón María Narváez.—De Real orden lo comunico á V. E. para su inteligencia y efectos correspondientes. Dios etc.—Madrid 15 de Mayo de 1844.—Narváez.—Sr. General Director de la organización de la Guardia Civil.

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Uniforme y Armamento

Antonio Mancera Cárdenas

Guardia Civil Retirado (accidente acto de servicio)

Uno de los aspectos más singulares de la Benemérita fue desde el comienzo su peculiar indumentaria. Ahumada quiso que el aspecto de los guardias fuese «severo, elegante y vistoso». Debían presentar una imagen que infundiera respeto y a la vez fuese reconocible. Por lo tanto al uniforme y al armamento se le dio desde el principio una gran importancia ya que se trataba de un Cuerpo que era indispensable que se hiciese respetar, que llegase á tener una gran fuerza moral, a la vez que había que considerar que su servicio iba a ser el de una continua campaña. Entre sus iconos figura el popular tricornio, sombrero de tres picos propio de la caballería, que en el caso de la Benemérita usaron también las fuerzas de infantería.

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Para la adopción del uniforme el General director de la organización se fijó en dos puntos muy esenciales; primero, que fuese higiénico y cómodo, pues los individuos del Cuerpo, para la vigilancia de los caminos y otras funciones de su instituto, tenían que prestar constantemente el servicio de día y de noche, á la intemperie; segundo, que fuese vistoso y elegante, y diese representación al individuo, a la vez que no fuese una copia de los uniformes que usaban en otras naciones los cuerpos de la misma clase, sino que fuese un uniforme verdaderamente español y que tuviese recuerdos gloriosos de nuestras Milicias. Con este pensamiento el General Director, presentó al Gobierno, el 24 de abril y el 28 de mayo de 1844, dos proyectos de uniforme, y de armamento, equipo y montura; y por Real orden, fechada en Barcelona el 15 de junio del mismo año, la Reina Isabel II aprobó el uniforme, equipo y armamento siguientes:

Para la caballería; sombrero de tres picos con galón de hilo blanco, casaca azul con cuello, vueltas y solapa encarnada abrochada, con forro azul para el uso diario; hombreras de cordón encarnarlo y blanco, que sirven de presilla para el correaje; pantalón blanco de paño ajustado, bota de montar para el servicio á caballo, levita azul con vivo encarnado; pantalón azul con borceguí para el servicio á pie; capote azul del que está admitido en general para montar; cabos y botones blancos; guantes amarillos para montar y el uso diario, y para gala de algodón ó estambre blanco; carabina con bayoneta, dos pistolas de arzón, espada de línea, cartuchera con correa de ante de su color y gancho para la carabina, cinturón del propio color que la correa de la cartuchera; silla igual á la que usa la caballería del Ejército, con pistoleras y correaje negro con hebillas de metal amarillo; mantilla de paño

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azul redonda con galón de hilo blanco; maleta del mismo paño, armada con galón de hilo blanco en los costados y vivo encarnado. Los caballos habían de ser de tres dedos sobre la marca por lo menos de alzada, todos con cola y ninguno blanco ni pío.

Para la infantería: sombrero igual al de la caballería y casaca igual con faldón ancho; pantalón con vivo encarnado, zapato abotinado, levita azul para diario, que se usará con el mismo pantalón azul, y en verano pantalón de lienzo; esclavina de paño verde; fusil más corto dos dedos que lo ordinario, de calibre de á 15 en libra; sable de los que usa la infantería del Ejército; una pistola pequeña; cartuchera con cuarenta cartuchos, con correa de ante de su color, lo mismo que el tahalí del sable y el cinturón con chapa dorada sencilla con la cifra G.C., y mochila de hule ó encerado negro con correas también de color de ante. El sombrero que usa el Cuerpo se le dio por la gravedad que presta al individuo, y con la cual era muy conveniente que los guardias se presentasen desde su primera aparición ante el público; excepto el correaje amarillo, que se adoptó por la gran ventaja que tiene de verse desde lejos, el uniforme de la infantería de la Guardia Civil recuerda el de las antiguas Milicias provinciales, y el de la caballería muy parecido al que usaba la famosa brigada de Carabineros Reales.

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Las pistolas de arzón se dieron á la caballería para que las usase cuando tuviese que hacer fuego á caballo, y la carabina y bayoneta, porque á causa de la índole especial de su servicio, tendrían necesidad muchas veces los guardias de echar pié á tierra para perseguir á los malhechores por sitios inaccesibles para los caballos, o para diferentes servicios que lo mismos presten á pie, ora por la noche, conduciendo presos, escoltando carruajes públicos yendo dentro de los mismos, y otros muchos. La caballería de la Guardia Civil fue la primera fuerza del Ejército que usó las armas de fuego de percusión.

El vestuario sufrió una modificación en el año de 1854. Por Real orden de 28 de noviembre de dicho año se suprimieron en el de la infantería, la casaca de gala, pantalón de punto blanco y botín alto de paño azul turquí, que es el uniforme de toda gala; y la capota esclavina se reemplazó con el sobretodo de paño verde oscuro con hombreras y vivos de grana, cuello alto y dos carreras de botones de metal blanco. En el de la caballería se suprimieron también la casaca y el pantalón de gala y las botas de montar. El correaje se simplificó, mandando que la cartuchera fuese de forma inglesa, pendiente del cinturón y sostenida por dos tirantes que se cruzan por la espalda. Se mandó también por la misma Real orden que la infantería usase el sable cuando no llevase las demás armas, llevándolo pendiente del cinturón. Quedó, pues, el uniforme de la Guardia Civil reducido al traje de diario, compuesto de la misma levita azul con una sola carrera de botones y cuello abierto y pantalón de paño

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marengo; pero la calidad del paño marengo es tan inferior y de tan poca duración, que el General D. Facundo Infante propuso al Gobierno volviese á usarse el azul turquí. Por Real orden de 15 de octubre de 1856, se mandó volviera á usar la Guardia Civil todas las prendas de que constaba su vestuario antes de la citada modificación.

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A continuacion podemos ver algunos de los uniformes de la Guardia Civil a traves de su historia:

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CONOCER LA GUARDIA CIVIL, ES QUERERLA.

Antonio Mancera Cárdenas

Guardia Civil Retirado (accidente en acto de servicio)

Han sido muchos los hechos singulares en los que ha participado este Instituto, desde que en 1844 fuera creado por el Duque de Ahumada, ha participado en numerosas acciones humanitarias, como el trágico suceso ocurrido el día 14 de septiembre de 1850 en el barranco de Bellver, término de Oropesa (Castellón) donde los Guardias Civiles, Pedro Ortega y Antonio Jimeno, perdieron heroicamente su vida al intentar socorrer al coche correo Barcelona - Valencia, cuando las aguas de lluvias torrenciales arrastraban carruaje, tiro de caballos y ocupantes en dirección al mar, o como en el año 1907, el propio Tte. Coronel D. Bernardo Arranz, jefe de la Comandancia de Málaga, junto con el cabo D. Manuel Cabezas y guardia D. Francisco Orellana, rescatan de las aguas, con gran esfuerzo y riesgo de sus vidas, a un matrimonio que arrastraba la impetuosa corriente formada por las torrenciales lluvias caídas, o las inundaciones acaecidas en la localidad de Santomera en el año 1906, en que la ayuda del personal de este Puesto de la Guardia Civil, fue decisivo para paliar los desastres tanto humanos como materiales acaecidos en la localidad y comarca, o quizás recuerdes estimado lector algo más cercano, como las inundaciones que ocurrieron en el País Vasco en agosto de 1983, donde en la localidad de Llodio, perdieron la vida cuatro guardias civiles intentando rescatar de las aguas a una joven, todo ello a pesar del rencor y el odio injustificado de gran parte de la sociedad vasca hacia el Cuerpo, no debemos olvidar que los ochenta fueron los años más duros de la ofensiva de la banda terrorista ETA contra la Guardia Civil. Hechos como este hicieron que la Institución recibiera en el año 1929, la Gran Cruz de la Beneficencia, en reconocimiento a su labor humanitaria a favor de la sociedad española. Estos hechos no son circunstanciales, ya los había previsto su fundador cuando en el artículo 8º de la Cartilla del Guardia Civil, el Duque de Ahumada escribiera: “será siempre un pronóstico feliz para el afligido, infundiendo la confianza de que, a su presentación, el que se crea cercado de asesinos, se vea libre de ellos; el que tenga su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que vea a su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado y, por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos”, y en la misma Cartilla en el Capítulo II, Servicio de correrías y en su artículo 12, dice: “Igualmente cuando en ellas (las correrías), encontrase algún viajero perdido, le enseñará el camino del punto al que se dirija, en especial si fuese de noche, o en días de nieve o tormenta, en que es más fatal al viajero su extravío”, y como este existen en la Cartilla del Guardia Civil, ideada por Ahumada muchas más instrucciones que no dejan lugar a dudas sobre las misiones humanitarias entre otras muchas de la Guardia Civil.

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La Guardia Civil hasta nuestros días, siempre ha sido utilizada por los distintos gobiernos como un instrumento en la construcción del Estado moderno en cada época, así en la década de los 30, fue la encargada de restaurar el orden público por orden del gobierno de la República, tras las distintas huelgas generales contra dicho gobierno

llevadas a cabo por trabajadores y campesinos descontentos, aún a costa de su propia vida y la de sus familias, como en el caso de Castilblanco en Badajoz, donde cuatro guardias civiles, fueron asesinados por una masa enloquecida, cuando estaban dialogando con el presidente de la Casa del Pueblo de la localidad para que se disolviesen, o el de Casas Viejas en Cádiz, donde se intentó asaltar el Cuartel, perdiendo la vida uno de los guardias en su defensa, o los casos habidos en Asturias, donde por anarquistas totalmente organizados se asaltaron distintos Cuarteles de la cuenca minera, con gran infinidad de bajas por parte de la Guardia Civil, decir que en todos los casos era la Guardia Civil el enemigo, ya que representaba el orden y la ley y la defensa a ultranza del poder civil legalmente establecido, en este caso la República.

Durante nuestra Guerra Civil, destacó la Guardia Civil, por su valor en el frente, tanto en un bando como en otro, por gestas como las del Alcázar de Toledo, la defensa de Oviedo o la defensa del Santuario de la Cabeza, fue elogiada, también permaneció fiel a la República en lugares tan emblemáticos como Barcelona, Madrid o Valencia donde no triunfó la sublevación, precisamente por permanecer fiel en esos lugares la Guardia Civil al poder legalmente establecido, recordar por ejemplo el caso del coronel Escobar, religioso convencido, con dos hermanas religiosas y que no se unió a los sublevados, al creer que su deber era el de seguir fiel a ese poder legalmente establecido, y que fue fusilado tras la guerra.

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Tras el final de la guerra, corren malos vientos para la Guardia Civil, que está a punto de ser disuelta por el general Franco, incluso tuvo el despacho de la disolución sobre su mesa; no perdonaba que un gran número de unidades y agentes de la Guardia Civil, hubiese seguido fiel a la República cuando comenzó la sublevación, fue Alonso Vega director de la Benemérita, el que le hizo ver que una fuerza tan disciplinada y experimentada en la lucha contra el bandolerismo, que había luchado igualmente con éxito contra los revolucionarios cubanos, no podía desaparecer ya que era necesaria para combatir un nuevo peligro, “el maquis”, y aquí se vuelve a escribir una nueva hoja gloriosa en la historia de la Guardia Civil, en la que en más de 2000 enfrentamientos directos contra estos nuevos bandoleros del siglo XX, murieron 257 guardias civiles y quedaron heridos 370, durante los años en que duraron estas acciones, frente a 2173 maquis fallecidos y 467 heridos.

En la actualidad, la página más dolorosa que está escribiendo la Guardia Civil, es la lucha contra ETA, el terrorismo vasco, que amenaza a toda nuestra sociedad y a sus instituciones y que nuevamente ve en nuestros guardias civiles un objetivo al que abatir como garantes de la libertad, del estado de derecho, de la ley y del orden. Desde la aparición de la banda terrorista en los años 60, la cifra de muertos con tiros por la espalda o en

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atentados con bomba ascienden a unos 1000 muertos, de los cuales más del 40 % son agentes de la Guardia Civil, o familiares de los mismos. Debemos recordar que el primer asesinato reconocido por ETA, es el del guardia Pardines Arcay, en el año 68, asesinado a traición por dos asesinos etarras, cuando se encontraba regulando el tráfico, aunque un año antes habían asesinado a una niña de corta edad en otro atentado, y el último a día de hoy han sido los de los Guardias Raúl Centeno y Fernando Trapero, cuando desarmados se encontraban realizando servicios de información sobre la banda etarra en el sur de Francia. Durante este intervalo cientos de muertos en el seno de la Guardia Civil, siempre a traición, mediante el tiro en la nuca o el coche bomba, porque cuando estos “valientes”, se han enfrentado a la Guardia Civil de forma directa, su forma de actuar ha sido otra, la de levantar las manos y llenos de miedo gritar que son miembros de ETA. Valiente actitud.

Gran parte del peso de la lucha contra ETA y de las innumerables detenciones de sus miembros, se deben al Servicio de Información y a las Unidades de Acción Rápida, de la Guardia Civil, estas últimas son unidades antiterroristas creadas en el año 1978 (G.A.R.), para la lucha directa contra la banda terrorista y cuyo ámbito de actuación se enmarca sobre todo en el País Vasco y Navarra, y de las que hablaremos en el apartado dedicad a la lucha contra ETA.

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Pero los tiempos cambian y la delincuencia también, por eso la Guardia Civil sigue evolucionando para adecuarse al nuevo tipo de delincuencia y actualmente se desenvuelve en otros campos igualmente importantes, como el terrorismo islámico, las bandas organizadas, la delincuencia internacional que se ha asentado en nuestro país, los delitos informáticos…, es cierto que sigue teniendo una presencia importante en el ámbito rural, donde siguen en contacto directa con la población, existiendo sus Casas Cuarteles, sigue estando presente en las carreteras con la Agrupación de Tráfico y sigue existiendo el ya famoso Escuadrón de Caballería, pero además se va especializando para hacer frente a un nuevo tipo de delincuencia más especializada.

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BENEMERITOS, HEROES y VICTIMAS.-

Por Antonio Mancera Cárdenas

Guardia Civil Retirado (accidente acto de servicio)

Decir Guardia Civil es decir Benemérita y decir Benemérita es decir Guardia Civil. Y eso es tan claro y está tan profundamente arraigado en el pueblo español que hasta nuestra Real Academia de la Lengua, así lo reconoce en su diccionario, edición tras edición.

Cuando el 13 de mayo de 1844 Isabel II firmó el real decreto de creación de la Guardia Civil, se daba por fin luz verde –y nunca mejor dicho- al primer modelo policial integral de ámbito estatal, que marcaría un antes y un después en el concepto de la seguridad pública de los españoles.

Su fundador, el duque de Ahumada, tenía muy claro que amén de perseguir a los malhechores, los miembros del nuevo Instituto, de naturaleza militar pero de actividad policial, debían prestar también su ayuda a todo aquel que lo necesitara. Prueba de ello, sería el articulado de la denominada “Cartilla del Guardia Civil”, aprobado por una real orden de 20 de diciembre de 1845, y de la que se ordenó que se proveyera de ella a todos los miembros del Cuerpo, “para su puntual y cumplida observancia”.

Un breve repaso por algunos de sus artículos, resulta muy ilustrativo y significativo, pudiéndose comenzar por el 6º: “El Guardia Civil …, procurará ser siempre un pronóstico feliz para el afligido, …; el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado; el que veía su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado, …”.

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También el artículo 34 prescribía que “en caso de que ocurra incendio, acudirá inmediatamente al punto donde tenga lugar, cuidando especialísimamente, de proveer a todas las personas que se encuentren en el sitio de la desgracia …”.

El artículo siguiente continuaba con su espíritu benemérito: “en las avenidas de los ríos, huracanes, temblores de tierra, o cualesquiera otra calamidad, prestará cuantos auxilios estén a su alcance, a los que se vieran envueltos en estos males”.

Y así sucesivamente, pues a lo largo de la histórica “Cartilla”, se seguía inculcando al guardia civil su callada andadura en el buen hacer a todo aquél que lo necesitara, debiendo prestar el pronto y debido auxilio, tanto en los caminos, caso de

encontrarse carros volcados, caballerizas caídas, viajeros heridos o perdidos, etc., como en caso de incendios, inundaciones y terremotos.

Nuestros Guardias Civiles, son beneméritos por méritos propios, no sólo por pertenecer al Cuerpo, que también, sino por la labor humanitaria que día a día realizan, su misión principal además de perseguir el delito, es prevenirlo, la sola presencia de la Guardia Civil, hace que los delincuentes se lo piensen antes de delinquir, pero además realizan labores más importantes, como la atender a víctimas de accidentes, de incendios, de catástrofes,…. Las personas víctimas de estos hechos, sienten alivio cuando aparece la Guardia Civil, estos hombres y mujeres han asistido a accidentados de todo tipo hasta que han llegado las asistencias sanitarias, han apagado incendios hasta que han llegado los bomberos, han asistido a parturientas, han salvado a personas en alta montaña, en el mar, han tenido que ejercer de sicólogos ante los familiares de estos accidentados, en cada rincón de España, se conocen hechos humanitarios realizados por la Guardia Civil, alguno incluso dando su propia vida por auxiliar, porque son los primeros que llegan, porque son los primeros en ser avisados.

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Uno de los primeros actos humanitarios de los que se tiene constancia protagonizados por la Guardia Civil, fue el trágico suceso ocurrido a las 23 horas del día 14 de septiembre de 1850, en el barranco de Bellver, término de Oropesa (Castellón) donde los Guardias Civiles, Pedro Ortega y Antonio Jimeno, perdieron heroicamente su vida al intentar socorrer al coche correo Barcelona - Valencia, cuando las aguas de lluvias torrenciales arrastraban carruaje, tiro de caballos y ocupantes en dirección al mar, o las del teniente Simón de la Torre Abad por su cooperación en la extinción de un voraz incendio que el 10 de marzo de 1863, devastó un edificio de Cádiz, las del sargento Segundo Sanz y el guardia Antonio Pérez González por otro hecho similar acaecido en Ubrique, las del cabo 1º José Morales Girón en el horroroso incendio sufrido el 1 de abril del mismo año en el convento de San Francisco en Arcos de la Frontera, las del cabo 1º José de Mora al incendiarse la fábrica de jabón de El Bosque, las del sargento Juan Chamizo al ayudar a apagar el fuego de una casa de Sanlúcar de Barrameda, o las del cabo 1º Juan de los Ríos que rescató a tres personas de morir asfixiadas en el interior de una casa de Rota que estaba presa de las llamas. Y así un largo etcétera.

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Pero no sólo se destacaban arriesgadas actuaciones en la extinción de pavorosos fuegos, dando así debido cumplimiento al precepto reglamentario de que “el que tenía su casa presa de las llamas, considere el incendio apagado”, sino también en el rescate de náufragos, tal y como realizaron el 24 de marzo en la bahía de Algeciras el capitán Ricardo Rada Martínez y sus guardias respecto a los tripulantes de unos buques encallados, o en el auxilio a carruajes accidentados como fue el caso de los guardias Manuel Polinario y Félix Sánchez el 28 de noviembre en Vejer de la Frontera.

Por último, relativo a ese año de 1863, sobresale un hecho que habla por sí sólo del carácter benemérito de aquellos hombres y de las familias de estos. El sargento Serapio González y el guardia José Oporto, del puesto de Tarifa, se hallaban recorriendo en servicio de a pie, la sierra de Almurada cuando se encontraron viviendo en una choza miserable al vecino Martín Rondón junto a sus tres hijas, una de ellas disminuida psíquica. Al ver que se alimentaban sólo de hierbas y leche de cabra, vistiendo harapos, no dudaron en entregarles toda la comida que llevaban consigo para aquellos días de correría. Al regresar a la casa-cuartel y contar lo sucedido, los demás guardias y sus esposas, que vivían muy humildemente, recolectaron ropa y enseres haciéndoselos llegar para paliar su maltrecha situación.

Actos como estos en la historia de la Guardia Civil, han existido en infinidad de ocasiones, no todos conocidos, no todos agradecidos, pero todos iguales de heroicos. Qué acto es más humanitario que aquel en que se da todo sin esperar nada a cambio, con el único fin se salvar la vida de los necesitados, y que acto hay mas humanitario que entregar tu propia vida por salvar a quienes se consideran tus enemigos, sin que para ti lo sean, esto nos debe traer a la memoria, para que no se olvide, las inundaciones que sucedieron en el mes de agosto de 1983, en el País Vasco, aún recuerdo a aquellos guardias civiles, ayudando a los ciudadanos de las ciudades más afectadas, en una de ellas, en Llodio cuatro de estos valientes dieron su vida por salvar a una joven, murieron cuando el vehículo que llevaban y una vez habían logrado salvar a aquella joven vasca, fue arrastrado por las aguas; que pocos nos acordamos de ellos y que pocos de aquellos vascos que sufrieron estas inundaciones y que fueron salvados por la Guardia Civil, quieren recordar, es más fácil olvidar para seguir odiando a quien no hace más que defender nuestra libertad.

Pero también víctimas, victimas no solo de las vicisitudes del servicio, que podríamos incluso llegar a entender, víctimas del odio, de la intolerancia o del fanatismo, como por ejemplo, cuando el día 24 de noviembre de 1848, la partida carlista del "Estudiante de Villasur" fusiló, de manera "infame, vil, atroz, traidora y criminal", para instar a la rendición a sus compañeros atrincherados en el cuartel de Hontomín (Burgos), al Guardia Civil Calixto García, que previamente había sido hecho prisionero.

También fueron victimas sus familias, por el solo hecho de serlo, esto que hemos vivido en los últimos años cuando ETA, asesinaba a nuestras familias, mujeres y niños incluidos, no es nuevo para la Guardia Civil, como lo atestigua este relato de la época que sucedió al sargento Urquizar y a su familia, es nuestro propio Guzmán el Bueno:

"…Tenía el sargento Urquízar mujer y tres hijos en Puigcerdá, por tener-los más cerca del destacamento que mandaba.

Una mañana, se presentaron ante la fuerza numerosos carlistas, manda-dos por su teniente, que era el Trinquet, el cual conducía amarrados tres niños, el mayor de doce años, todos con señales de haber sido maltratados. El Trin-quet llamó a grandes voces al sargento Urquízar, con insultos soeces. Después de responderles el sargento, el Trinquet volvió a gritar: ¿conoces a estos chi-cos?, pues si los quieres dame el fuerte y tu vida; si no, te mandaré sus cabezas.

Pasados unos minutos sin recibir la respuesta el famoso criminal hundió su cuchillo en el mayor de los niños, pero tan rápida como fue la puñalada, lo fue un disparo del sargento que destrozó la cabeza del Trinquet, para caer envuelto con su víctima. Una descarga cerrada hizo desplomarse a varios carlistas; éstos contestaron con sus armas, pero faltos de su jefe se dispersaron en fugaz huida…".

PRIMERAS ANECDOTAS

Para conocer como los primeros guardias, entendían y llevaban a la practica las enseñanzas, las normas y las directrices que el propio Ahumada quería inculcar a sus hombres, y como estos llevaban hasta las últimas consecuencias los conceptos del deber, del mando, de la justicia y del servicio bien realizado, basta la siguiente anécdota, que le ocurrió al propio Narváez, a la sazón el hombre más importante y con más poder del momento.

''Se celebraba una noche en el Teatro Real una función de gala a la que asistía la Corte en pleno. La Guardia Civil tenía marcado su servicio tanto para la protección de las Autoridades y personas que iban a asistir como para el buen acceso de carruajes hasta el regio coliseo y se habían dado como siempre las órdenes oportunas, que habían sido recibidas por aquellos hombres que realizaban el servicio, de una forma clara y terminante.

Un coche de ministro se acerca hacia el portalón del Teatro, intentando entrar por un acceso restringido a los carruajes, al revés que los demás.

--Por aquí no se puede pasar-- dice el Cabo encargado de aquella puerta.

--¡Este coche sí!, contesta el cochero malhumorado

--Ni este coche, ni ninguno.

--¡Adelante, cochero!--grita desde el interior del carruaje el General Narváez, Presidente entonces del Consejo de Ministros, y uno de los hombres más enérgicos que ha tenido España.

--Mi General--contesta respetuosamente el Cabo--tengo orden de que no entre nadie por aquí.

Y ante la violenta insistencia del Presidente:

--Mi General, si vuestra excelencia pasa será atropellando éstas armas encargadas de cumplir una consigna.

Don Ramón María Narváez, ante aquella voluntad de hierro que no se doblega, manda volver y entra por donde todos.

Pero...apenas instalado en su palco, con grandes voces y visiblemente enfadado, hace llamar al Duque de Ahumada.

--Un Cabo de la Guardia Civil ha tenido la osadía de parar mi coche al entrar en el Teatro. Hace falta imponerle un severo castigo.

--Voy a enterarme de lo ocurrido--dice el Duque.

Y con aquel celo y discreción que tanto le caracteriza hace una información rapidísima, se convence de que el Cabo no ha cometido ninguna falta y vuelve al palco.

--Mi General-- dice a Narváez--, el Cabo no ha hecho más que cumplir con su deber, pues tenía orden terminante de su Oficial de que por allí no entrase ningún coche.

El Presidente, comprendiendo la razón que asistía a nuestro fundador, y ya un poco más calmado, replicó:

--Sí, comprendo que si tenía esa orden, ha hecho bien en cumplirla; pero como yo me he sentido humillado, mañana mismo me traslada usted a ese hombre a un Puesto fuera de Madrid.

Al día siguiente, el Duque de Ahumada entregaba a Narváez el bastón de mando de la Guardia Civil y un oficio, con el traslado del Cabo a otro puesto, firmado por quién quedaba de forma accidental desde ese momento al cargo de la Guardia Civil, según ordenanza, añadiendo:

--El traslado de ese hombre es una injusticia que yo no cometo de ninguna manera. No hemos creado un Cuerpo llamado a tan altos fines, para pisotear su prestigio a las primeras de cambio.

El General Narváez, que durante la noche había recapacitado sobre el asunto, tendió la mano al Duque y exclamó caballerosamente:

--Tiene usted razón, los prestigios bien adquiridos hay que sostenerlos a toda costa. 'Recoja ese bastón que tan bien maneja', rompa usted el traslado del Cabo y dele ese puro en mi nombre.

Tengo mucho gusto en que se lo fume la única persona que se ha atrevido conmigo......¡Esos son los soldados que ESPAÑA necesita!.''

Y en el abrazo sincero de aquellos dos genios militares no sabríamos qué admirar más: si la grandeza de alma del Duque, cuyo valor no alteraba la serenidad de su espíritu, o la leal franqueza de Narváez, al doblegar su carácter enérgico e indomable ante aquel magnifico concepto del deber, del mando y de la justicia.

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A toda costa el Duque de Ahumada quería enaltecer a sus hombres, y así intervenía personalmente hasta en los detalles más triviales, inculcando desde el principio, tanto con sus actos como con sus circulares, en aquellos hombres un verdadero cariño por el uniforme y lo que este representaba, haciendo y proponiendo cuantas medidas fuesen necesarias para dignificarlos. Impulsado por este celo y por dignificar como hemos comentado el Cuerpo de la Guardia Civil, llegó a prohibir terminantemente que los guardias civiles, portasen paquetes ni nada distinto al armamento.

“Cierto día en que Ahumada marchaba de paisano hacia su domicilio, divisó a un guardia civil que llevaba un pequeño bulto. Una vez llegado a su altura, le preguntó sentencioso:

- ¿Usted no sabe que solo puede portar su armamento?,

El guardia, al reconocer al Duque de Ahumada, mientras este le quitaba el paquete de sus manos, le contestó más atemorizado que otra cosa.

- Es un encargo de mi capitán y me disponía a llevarlo a su casa.

Recorrió el Duque de Ahumada portando el mismo aquel paquete, el trecho que mediaba hasta el domicilio del oficial. El guardia, entre turbado y receloso, le seguía a la distancia reglamentaria. Al entrar en el portal, devolviéndole el paquete, le dijo:

- No se preocupe, la culpa no ha sido suya, y en cuanto a su capitán dígale que venga mañana a verme a mi despacho; tengo ganas de hablar con él.

Su rectitud, predicada con el ejemplo, hizo que sus “enseñanzas”, fuesen llevadas a cabo por todos y cada uno de sus hombres, de sus guardias civiles al pie de la letra, dotándoles así de la tan deseada dignidad que quería que tuviese el Cuerpo de la Guardia Civil.

PRIMEROS SERVICIOS

La primera intervención de la que se tiene constancia del recién creado Cuerpo de la Guardia Civil tuvo lugar en Navalcarnero, el 12 de septiembre de 1844, al evitar una pareja del recién creado Cuerpo el asalto, por parte de los bandoleros a la Diligencia de Extremadura.

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El 20 de diciembre de 1844 los habitantes de Barcelona se llevaron dos sorpresas. La primera, la devastadora tromba de agua que anegó por completo la ciudad. Edificios enteros se vinieron abajo y no hubo sótano que no quedara convertido en una piscina. La segunda, una extraña presencia en medio de aquel caos de agua y lodo. Por las calles desiertas e inundadas se desplegaban unos hombres con apariencia de soldados a los que nadie había visto antes. Fuertemente armados, cubiertos con casacas azules y tricornios, eran los únicos que desafiaban al aguacero y acudían en auxilio de los muchos vecinos en apuros. Los barceloneses conocían así a la Guardia Civil, que en tan adversas circunstancias realizaba uno de los primeros servicios de su historia.

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Así entre enfrentamientos con los bandoleros y ayudas humanitarias comenzaba la Guardia Civil su andadura.

Tres años después de su creación la Guardia Civil desempeñará su primera misión internacional; en 1847 Portugal se enfrenta a una guerra civil, con el fin de pacificar el norte del país, solicita la ayuda de España y el Reino Unido. Una unidad de Caballería de la Guardia Civil se encarga de patrullar y garantizar la seguridad ciudadana en la ciudad de Oporto.

“Destrozado por una guerra civil el vecino reino de Portugal, y amenguada la autoridad Real, recurre a su vecina y aliada la España, y con este motivo se organiza un cuerpo de Ejército que debe penetrar en aquel reino para devolverle la paz de la que carece. Para prestar el servicio de policía en dicho Ejército se nombra una sección de caballería compuesta de 2 Oficiales con 40 caballos al mando del segundo Capitán del primer escuadrón de este Tercio D. Francisco Aguirre, , Jefe de la segunda sección de la Dirección General del Cuerpo. La gallarda apostura de esta escasa fuerza, siempre unida al Cuartel General, su marcial continente, y sobre todo su ejemplar comportamiento durante las operaciones de aquel Ejército, llaman sobremanera la atención, no sólo de los cuerpos que componían, sino del vecino reino, cuyos habitantes la contemplan con asombro y respeto…".

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PASADO, PRESENTE y FUTURO

Antonio Mancera Cárdenas

Guardia Civil Retirado (accidente acto de servicio)

Pero la Guardia Civil no es solo pasado, no vive de sus antiguas gestas, la Guardia Civil continúa tras 169 años, que se cumplen el 13 de mayo de este año, con la labor que le fue adjudicada en 1844, la función principal para la que fue creada, “…proteger eficazmente el orden y las personas y bienes de los vecinos honrados y pacíficos…“, “…la conservación del orden público, la protección de las personas y las propiedades (…) y el auxilio que reclame la ejecución de las leyes…”, hoy en día sigue ejerciendo su servicio con la misma intensidad, con el mismo amor al servicio, con la misma filosofía que le inculcó su fundador, sigue manteniendo su espíritu ahumadiano a pesar del paso del tiempo, y sigue siendo fiel al que se considera su lema “El honor a de ser la principal divisa del Guardia Civil…..”, pero además evoluciona.

Tras el periodo de la Guerra Civil, comienza un nuevo periodo tanto para España como para el Cuerpo. No hay ni que decir el lamentable estado en que quedó el país, económica, social y humanamente, y con el nuevo orden que se estable tras la contienda, se va a realizar una reorganización total del Estado y por supuesto también de la Guardia Civil, tras un primer momento de incertidumbre por la pretensión oficial y personal de Franco de hacer desaparecer la Guardia Civil, dado que una gran mayoría de sus miembros se habían mantenido fieles al poder legalmente establecido en el momento de la rebelión y que hizo que esta no prosperase en ciudades tan importantes como Barcelona o Madrid, desaparición que no llegó a confirmarse por mediación de su Director General Camilo Alonso Vega y por la necesidad de una Fuerza capaz de luchar y acabar con la nueva amenaza del “maquis”, quedando asegurada su permanencia en la Ley de 15 de marzo de 1.940, (Gaceta nº 77). La citada Ley, además de confirmar la continuidad de la Guardia Civil como fuerza de orden público, unificaba el Cuerpo de Carabineros del Reino (fundado el 9 de marzo de 1.829 y organizado por el Mariscal de Campo José Ramón Rodil) con aquélla, encomendándole además de las que misiones que ya poseía, las de vigilancia de costas y fronteras y represión del fraude y el contrabando. Dicha Ley constaba de 17 artículos. Los 7 primeros se referían a la nueva organización del Cuerpo y los 10 restantes a la recluta de la tropa, devengos, vacantes, despliegue operativo….

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De la plantilla orgánica de 1.936 (34.392 hombres), se pasó en 1.940 a 54.304 (incluidos los antiguos Carabineros), pero el número aún era insuficiente, por lo que se llegó a convocar este mismo año 1940, 6.000 nuevas plazas y, en septiembre de 1.941, 10.000 para suboficiales provisionales y de complemento excedentes de la guerra civil, estos ingresaron sin necesidad de examen, para cubrir otras tantas plazas de guardias de segunda.

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Tras la unificación de la Guardia Civil con el Cuerpo de Carabineros, se consideró la necesidad de redactar un nuevo reglamento, pues si bien los anteriores se complementaban, era necesario fundirlos en uno sólo

que recogiese los aspectos fundamentales de cada uno. Así, el 23 de julio de 1.942 se aprueba el Reglamento Militar y el Reglamento para el Servicio que, tras sufrir ligeras variaciones, son los que, con los principios marcados por el Duque de Ahumada, señalan la pauta general del Cuerpo.

Una circunstancia que marcó profundamente al Instituto en esta época, fue el número de servicios prestados inmediatamente después de la guerra fratricida, concretamente y como ya hemos mencionado en la lucha contra el maquis, siendo el General Camilo Alonso Vega Director General de la Guardia Civil, entre 1.943 y 1.955. Durante esos años, nuevamente la Guardia Civil fue la única encargada de repeler la infiltración de grupos guerrilleros de afiliación marxista y anarquista, que pretendía el derrocamiento del régimen franquista. En estos enfrentamientos, la Guardia Civil pagaría la factura de cerca de 300 muertos y 370 heridos, mientras que los guerrilleros, entre abatidos y detenidos, sumarían cerca de 5.600. Nuevamente es la Guardia Civil la que se pone al frente en la lucha, igual que hizo anteriormente con el bandolerismo o con la organización anarquista “la Mano Negra”.

Fue durante estos años cuando se impulsó notablemente el Servicio de Transmisiones; se reestructuró el Parque de Automovilismo, también tomó gran auge, por su efectividad, el Grupo de Investigación y Vigilancia de la RENFE, que sería suprimido poco después de la muerte de Franco.

El 29 de julio de 1.959 se confía a la Guardia Civil uno de los servicios que actualmente más la caracterizan: la vigilancia y control del tráfico. Se crea la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.

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En 1.968 aparece la lacra del terrorismo que asolará España a lo largo de su historia y que hoy, sigue siendo uno de los problemas más acuciantes y preocupantes: el terrorismo etarra. En este año es asesinado por los terroristas de ETA, el primer Guardia Civil, don José Pardines Arcay. Y de nuevo es la Guardia Civil la encargada de acabar con esta lacra.

El 22 de noviembre de 1975, S. M. el Rey Don Juan Carlos de Borbón accede al trono y, tras un período de transición, el 6 de diciembre de 1.978, los españoles aprueban la nueva Constitución de 1978, por la que España se convierte desde ese preciso momento en una Monarquía parlamentaria, todavía hoy en vigor, y en la que la Guardia Civil vuelve a dar cuenta de su característica lealtad al poder legalmente constituido, al servicio de la paz y el orden de la sociedad española. Es en esta época, cuando la Guardia Civil experimentará una importante transformación hacia la modernidad y tecnificación para ejercer su misión con una mayor eficacia, debido a un apoyo presupuestario, que hará que se dote al Instituto de nuevos medios y más efectivos, a la vez que se crearán nuevas unidades especiales y operativas.

Cabe destacar al principio de la década de los ochenta, la aparición de la figura del Guardia Civil Auxiliar, estableciéndose este tipo de Voluntariado Especial del Servicio Militar por Real Decreto 354/31/1981, de 30 de octubre y comenzándose el mismo en noviembre de 1.982, afirmándose así aún más su carácter militar.

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También es en los ochenta, esta vez a finales, mas concretamente en el año 1988, cuando aparece la figura de la Guardia Civil Femenina, (RD-ley 1/1988, de 22 de febrero).

Se le siguen dando más misiones a la Guardia Civil, y así en la década de los noventa, se le encarga la vigilancia marítima, dando origen a la Guardia Civil del Mar, empezando su andadura el 20 de junio de 1990 con la primera convocatoria para el Servicio Marítimo de la Guardia Civil.

Así poco a poco se van creando nuevas unidades y especialidades, para poder servir a la sociedad con una mayor eficacia, poder perseguir el delito con más contundencia y que vayan cubriendo de una manera más eficaz las nuevas competencias que le van siendo asignadas. Se crean unidades operativas (Patrullas de Seguridad Ciudadana. Unidades de Seguridad Ciudadana de la Compañía (USECICO). Unidades de Seguridad Ciudadana de la Comandancia (USECIC) . Agrupación de Reserva y Seguridad (ARS), que a su vez integran a los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS), a los Grupos de Acción Exterior (GRUPEX), al Escuadrón de Caballería, y a la Unidad de Reconocimiento del Subsuelo. Patrullas Fiscales Territoriales. Servicio Aéreo integrado por: Unidad de Helicópteros (UHEL), Unidad de Ala Fija (aviones) (UAF). Unidad de Acción Rápida (UAR) integrada por: Grupo de Acción Rápida (GAR), y el Centro de adiestramientos especiales (CAE). Unidad Especial de Intervención (UEI). Información. Criminalística. Unidades Orgánicas de Policía Judicial (UOPJ). Equipos de Policía Judicial. Unidad Central Operativa (UCO). Equipos de mujer y menores (EMUME). Equipos de Delitos Informáticos y Telemáticos (EDITE). Equipos de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA). Asuntos Internos. Servicio de Protección a la Naturaleza (SEPRONA). Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM). Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS). Que Integran las Unidades de Actividades Marítimas (UAM). Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC). Grupos de Investigación Fiscal y Antidrogas (GIFA). Guías caninos. Unidades de Protección y Seguridad (UPROSE). Grupos de Especialistas en Desactivación de Explosivos (GEDEX). Equipos de Búsqueda y Localización de artefactos explosivos (EBYL). Intervención de Armas y explosivos (IAE). Intervención Central de Armas y Explosivos (ICAE). Equipos de Atención al Inmigrante (EDATI) actúan a nivel provincial en el arco mediterráneo. Atienden específicamente a inmigrantes), Unidades de apoyo (Automovilismo. G.A.T.I. (Grupo de Apoyo en Tecnologías de la Información). Armamento. Unidad de Música de la Dirección General).

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Como podemos observar, nuestra Guardia Civil, que en un principio nació con dos “especialidades”, caballería e infantería, hoy en día dado su grado de especialización y el número de especialidades, puede abarcar la persecución y la investigación de todo el tipo de delitos y de delincuencia moderna, es uno de los Cuerpos más preparados y valorados tanto dentro, como lo demuestra la última encuesta del CIS, de mayo de 2013 que pone a la Guardia Civil como la Institución mas valorada para los españoles, como fuera de nuestro país, donde es ejemplo de eficacia, organización y resultados.

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Sigue manteniendo hoy en día la Guardia Civil la doble dependencia con la que nació, de una parte del Ministerio del Interior en cuanto a servicios relacionados con la seguridad ciudadana, retribuciones, destinos, acuartelamiento y material y por otra del Ministerio de Defensa en cuanto a régimen de ascensos y situaciones del personal, disciplina y misiones de carácter militar, así como durante el estado de sitio y el tiempo de guerra . Pero con el tiempo ha ido diversificando sus

misiones y sus cometidos, por lo que además ahora tiene una dependencia más directa con otros ministerios y organismos, así por ejemplo en su faceta de Policía Judicial , depende de Jueces, Tribunales y Ministerio Fiscal, como Resguardo Fiscal del Estado de Economía y de Hacienda, en su faceta de protección de la naturaleza, depende de Fomento y Medio Ambiente, pero también de las Comunidades Autónomas . También se relaciona con las Delegaciones del Gobierno para la Extranjería e Inmigración, y con el Plan Nacional sobre Drogas.

Aunque en realidad, la Guardia Civil sigue velando como siempre, por la aplicación de las leyes y reglamentos , denunciando cualquier infracción a la Administración correspondiente.

Pero principalmente sigue y eso es digno de elogio, siendo fiel a los valores con los que nació, los guardias civiles de hoy en día, de esta nueva Guardia Civil más moderna, siguen manteniendo su amor al servicio, su abnegación, su sacrificio, su lealtad, su disciplina y sobre todo siguen fieles al primer artículo de su “cartilla”, el honor sigue siendo su principal divisa, es por esos valores que ha sabido mantener, a pesar del tiempo, de los cambios de gobiernos o regímenes, a pesar de sus detractores, por lo que el ciudadano, la sociedad en general la tiene en tan alta consideración. En unas épocas pasadas y presentes, en las que las instituciones que se tenían como referencia se hunden, la Guardia Civil ha permanecido y permanece inalterable a corruptelas, a luchas políticas, y sigue trabajando calladamente, sigue sirviendo de ejemplo a propios y extraños

Dado su alta especialización, su destacada eficiencia y eficacia, sus resultados frente a cualquier clase de delincuencia, su valoración por la mayoría de los ciudadanos, es fácil creer que la Guardia Civil, es la fuerza policial del futuro.

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